A mi tatarabuelo,Victoriano Alemán
A la Hispanoamérica que también por él me habita.
A la Hispanoamérica que también por él me habita.
Una vez
más.
“…porque Rosas, tirano y condenado por la historia, era, sin embargo ,
un gran carácter y gran talento, que impuso a las potencias europeas – a
Inglaterra y a Francia aliadas- el reconocimiento absoluto de nuestra soberanía
sobre el Río de la Plata y sobre los ríos interiores, que ellos codiciaban con
sus cañones y que respetaron en los tratados, saludando a nuestra bandera”
Estanislao S.
Zeballos
Discurso ante el Congreso de la
Nación , 15 de diciembre de 1915.
I.
A
mediados de febrero de 1850 cuando ya habían dado inicio las negociaciones que
culminaron ese mismo año con la firma del Tratado Arana-Lepredour , concluyendo de ese modo el que fuera el segundo bloqueo por parte de
la flota francesa en el Río de la Plata, Carlos
María de Alvear se encontraba en los
Estados Unidos, país ante el cual era el representante de la Confederación
argentina desde hacía ya doce años. Antes que esto hubiera acontecido , el
Ministro argentino en Washington había procurado que la prensa estadounidense
tomará una posición clara de resistencia al bloqueo anglofrancés y que en consonancia con
la Doctrina Monroe, se opusiese en definitiva a toda intervención europea en el
continente americano.
Desde La Banda Oriental, desde Chile
o Brasil o de la Europa misma, la prensa estadounidense recibía y reproducía la
campaña desplegada por los unitarios exiliados y pocas eran las voces que
señalaran una versión diferente de lo que ocurría en el gobierno argentino que
no fuese la desacreditación de sus acciones bélicas o los “vivas” a las fuerzas
extranjeras.
Fue el Dr. Felipe Arana, Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de
Buenos Aires quien encargó a Alvear la contestación de cada uno de los
infundios que se multiplicaban en muchos de los periódicos que circulaban por
ese entonces en el vasto territorio de los Estados Unidos y que si no puede decirse que ocuparan las portadas no
por ello dejaba de ser cierto que continuaban desdibujando la realidad en cuanta oportunidad se presentaba para escribir sobre el tema.
A estos efectos se le facilitaron a Alvear
algunas sumas de dinero que cubrirían los costos de las publicaciones a través de
las cuales se buscaba revertir la degradada imagen que de la Confederación
Argentina se intentaba mostrar desde sectores opositores a su gobierno y como medio para garantizar que efectivamente
se hiciesen _según lo apunta Thomas B.
Davis, autor de “Carlos de Alvear,
hombre de la Revolución”_ que para conformarse a lo que venía siendo ya una costumbre en los
medios periodísticos de la Unión: Los periódicos fijaban tarifas a todos
aquellos que pretendieran ser leídos por el público estadounidense.
Sin entrar en consideraciones
respecto a las fuentes del financiamiento que permitían ver la luz a los textos
de los exiliados unitarios, es notable advertir como Davis, que no vaciló en llamar
“tirano” a Rosas,
se vió sin embargo forzado a reconocer la inexactitud de los rumores que
circulaban sobre los grandes recursos financieros que éste gastaba en
propaganda y por los cuales se le atribuía la subvención de periódicos en
Francia, Inglaterra, Portugal , Brasil y EE.UU. Así , debió señalar en cambio,
que lo que ocurría ,a decir verdad, era bien distinto: Modestas sumas anuales
eran recibidas por los diplomáticos para la propaganda y varios son los ejemplos
hallados en la correspondencia entre Alvear
y Arana que supieron dar cuenta
de ello a través de las quejas del primero junto al reclamo de más cantidades
para solventar lo que se consideraría una auténtica defensa de la Confederación
e influir a la opinión pública norteamericana en el sentido de oponerse al
bloqueo.
II.
CARLOS MARIA DE ALVEAR |
II.
En el Archivo del Ministerio de Relaciones
Exteriores se encuentran las cartas que el embajador argentino enviaba a Buenos
Aires y de la lectura de algunas de dichas misivas surge que el 17 de febrero
de 1850, Alvear le escribió a Arana a fin de transmitirle su
preocupación por haber leído en uno de los pocos periódicos españoles que se
imprimían por ese entonces en Nueva York, una crítica al gobierno de Rosas. El
periódico se titulaba El Revisor de Nueva York y estaba bajo
la dirección de Antonio José de Irisarri , político y diplomático guatemalteco
tan reconocido por haber dado todos sus ahorros para la causa de la
independencia de varias repúblicas de América entre ellas la de Chile, país en donde llegó a ser Presidente por breve tiempo (en marzo de 1814,
hecho prisionero por los españoles que reconquistaron territorio chileno, pasó
a la Argentina en julio 1814 y en esas circunstancias, conoció a Rosas), como
por las trazos que dejaron su pluma de periodista y escritor sagaz, a la vez
que polémico y contradictorio.
Dicho objetivo se hubo logrado
depues de las directivas dadas por Larrañaga al editor del Revisor. Efectivamente, en un número posterior, mediante un nuevo artículo Irisarri buscó expresarse adecuadamente
a los intereses argentinos al referirse y al decir de Alvear “haciendo justicia al esclarecido mérito contraído por el
Excmo Señor Gobernador y Capitán
General” . Mientras todo aquello acontecía , el colonialista y hasta 1848, ministro francés , Louis Adolphe Thiers, no cesaba de
bregar ante la Asamblea Nacional por la
continuación del bloqueo y no puede atribuirse a la casualidad la conceptuosa
consideración con que por 1850 hablaba de un exiliado argentino , a quien había
conocido en 1842 en ocasión de una misión que le fuera encomendada a éste por
el caudillo , Fructuoso Rivera, por
ese entonces ,Presidente de la Banda Oriental. Tratábase de Florencio
Varela, quien en palabras de Thiers fue “uno de los hombres más eminentes que es
posible encontrar en cualquier parte del mundo” El recorrido de la llamada
“misión Varela” efectivamente lo
había hecho recalar en Londres primero y en París, después y también a no
encontrar reparos en sus negociaciones si de atentar contra intereses
argentinos se trataba ,si ello significaba ir contra Oribe
y sacar a Rosas del poder.
De los términos utilizados por Irisarri y que provocaron la queja
formulada por Alvear como del modo en
que el periódico dirigido por el primero modificó sus dichos , nos enteramos
por dos fuentes, a saber: por un par de ejemplares del periódico “La
Patria.Organo de las Poblaciones Hispanoamericanas en Nueva Orleans”
(EE.UU) y por la correspondencia del mismísimo Alvear.
A principios de ese año, La
Patria de Nueva Orleans, bajo la dirección de sus editores , Victoriano
Alemán y Eusebio Gomez había dado la bienvenida al Revisor de Nueva York
augurándole éxitos a la novedosa publicación y reproduciendo a su vez algunos párrafos de la primer
editorial del inaugurado periódico para que también los lectores de la Patria
conociesen el pensamiento de Irisarri. La editorial con que salía a la luz en
aquella ciudad, se centraba sobre el estado en que , al parecer, se hallaban
las repúblicas sudamericanas : “ El
Revisor , pues cambiando de lugar “ -antes se había editado con igual nombre en
Curazao- “ no ha cambiado de principios ni de objeto. Continuará tratando de
ilustrar a los pueblos hispano-americanos haciéndoles conocer cual es la
esencia del gobierno republicano, que se diferencia muy poco del gobierno
representativo en las monarquías constitucionales; manifestándoles que lo que hay establecido desde Méjico
hasta Buenos Ayres, no merece verdaderamente el nombre de república, porque no
es más que un desconcierto , un cáos, una cosa indefinible; demostrándoles
con los hechos, que semejante modo de existencia no puede traer a aquellos
países ninguna de las ventajas que trajo a los Estados Unidos la formación de
esta república sobre las bases de libertad que tenían los mismos Estados desde
su principio, y convenciéndoles, en fin, de que si se proponen vivir en repúblicas como la norte-americana, deben hacerlo adoptando los principios de
orden y equidad en que esta fundada esta; esto
es, si hallan que estos principios se acomodan al carácter , genio y a las
costumbres nacionales; que de lo
contrario valdrá más que establezcan gobiernos sobre principios menos expuestos
a producir los atentados, la confusión, la debilidad y la impotencia” Así
, luego de desaconsejar a los países de America del sud, la adopción de la
forma republicana al menos por el momento, pasaba a reivindicar la lengua y
literatura española aludiendo críticamente a Domingo F. Sarmiento: “ Conviene
al interés de la América española que se conozca la literatura de la nación que
dio su lengua y sus costumbres a tantos millones de hombres, para que se
destruya la falsa idea que han querido generalizar entre nosotros algunos
escritores ignorantes, de que en España no hay libros que leer. Y
ahora recuerdo, que no ha muchos años que un escritor argentino en Chile,
queriendo convencer al público de la conveniencia de adoptar un nuevo sistema
de ortografía, que en nada se diferenciaba del que usan los carreteros de
Andalucía, sostenía que no se había escrito en español una obra que mereciese
la pena de leerse, pero lo que consiguió este ortógrafo moderno fue demostrar
que ignoraba completamente el español y todo lo que tenía relación con la
España” (el resaltado es mío)
Con posterioridad a la firma de la
Convención Arana-Lepredour cuya
firma tuvo lugar el 31 de agosto de 1850
, un artículo de La Patria, del 15 de
Octubre de aquel año comenzaba señalando lo poco que prosperarían las posiciones de
los franceses de Montevideo que se oponían de lleno a la ratificación de este
tratado por la Asamblea Francesa y alentaban, por el contrario , la
continuación de la guerra.En ese mismo artículo también se remitía más
adelante a lo redactado por el mes de
febrero de aquel año en torno a esta cuestión por el periódico de Irisarri y muy probablemente a lo que
apareció impreso en el n° 18 de ese medio. Halagábase el probado acierto de los pronósticos emitidos por el editor del Revisor
de N.Y. en aquella oportunidad, a la vez que se aludía a la oposición por
parte de los emigrados a las bases y las tratativas previas que finalizaron con
la firma de la Convención del 31 de Octubre de 1850.
El artículo titulado”Río de la Plata” aparecido
en La
Patria se hallaba redactado en los siguientes términos: “Se escribe de Montevideo con fecha 16 de Julio diciendo, que el general Rosas no solo rehusaba aceptar
las modificaciones propuestas por el gobierno francés al tratado ajustado con
el almirante Leprédour, sino que se
oponía al desembarco de las tropas francesas en Montevideo. Oribe se oponía del
mismo (modo) al desembarco de estas fuerzas en aquella plaza, en la cual había
causado una impresión desagradable el aviso que había dado al gobierno
montevideano el Cónsul de Francia, Mr
Devoise, de que desde el mes de agosto el subsidio concedido por Francia
tendría doce mil francos de disminución. Hacía ya noventa y seís días que
habían llegado las tropas francesas al frente de Montevideo, sin que
hubiese esperanzas de que desembarcasen
porque no se quería hacer esto sin el beneplácito del general Rosas. ¿No hubiera
sido mejor no enviar aquella fuerza tan lejos de Francia, y con tanto costo,
sin haber preguntado de antemano al general Rosas, si era de su agrado o no,
que desembarcasen? ¿No hubiera sido mejor ratificar el tratado que restablecía
la paz y las relaciones mercantiles entre Francia y el Río de la Plata? Hoy se verá que el Revisor de Nueva York
tuvo mucha razón para decir en el mes de Febrero, cuando se anunció que la
Francia enviaría más fuerzas al Río de la Plata para conseguir un tratado mejor
que el hecho con el almirante Leprédour, que nada más se conseguiría que perder
tiempo y hacer gastos inútiles; que el general Rosas no es de los hombres que
hacen caso de amenazas ni de envios de fuerzas contra él; que cuando él se
propone una cosa la lleva a cabo suceda lo que sucediese, y hasta ahora no ha
habido un poder europeo ni americano que haya sacado la menor ventaja de él ¿Serán
los franceses, al fin, los que lo hagan ceder?
No es probable. Y si al fin son ellos los que ceden en la presente
cuestión, no será el general Rosas a
quien se pueda aplicar aquel proverbio español: hace el necio al fin, lo que el
discreto al principio. Los discretos en este caso habrán sido los ingleses,
porque conocieron temprano, que lo que es posible en la China no lo es en
Buenos Aires, aunque el imperio celestial tenga mucha más gente que la
republica argentina; y con esto habrá probado el general Rosas al conde de Dundonald
que los Estados más chicos merecen mayor consideración que los más grandes,
cuando aquellos son gobernados por hombres de un temple como el del general Rosas.”
![]() |
brigadier general Juan Manuel de Rosas |
Pero mientras La
Patria estimaba criteriosos los escritos de Irisarri, Alvear le desconfiaba y cómo! De ello habla lo
expuesto en la correspondencia que vengo comentando , dirigida a Arana
con fecha 17 de febrero de 1850. El ministro argentino mostraba a Arana sus
reticencias respecto a los términos en que venían manifestandose los cambios de
la línea editorial respecto a Rosas.
El periódico había cambiado,sí pero Alvear
creía ver en “una claúsula de elogio” que se notaba “o una mala intención, o un extravio
notable de buen sentido” Pensó que estos
elogios de ahora venían teñidos de una ironía indisimulable , acaso el único
camino que tomó el antes crítico editor
, para vengar el hecho de haberse visto forzado a celebrar un gobierno que no
lo conformaba.
En la óptica del embajador argentino, Irisarri era un ser acomodaticio y
así aparece en descripto en las cartas enviadas a Buenos Aires , no obstante es
posible que no habiéndolo conocido hasta ese entonces en forma directa , se
limitara a retratarlo solamente desde el tamiz empresarial con que el
inversionista español con el cual se entrevistó, en aquella oportunidad, lo
mostrase. Para este último si el director del Revisor había criticado al Gobierno de Buenos Aires, había sido por
considerar que “el periódico tendría más salida siendo un papel de oposición
porque si se redactaba en el sentido de defender a los gobiernos y no contaba
con estos, nadie lo compraría.” Un idea mercantilista que indicaría que de
haber seguido este criterio lucrativo , muy difícilmente Irisarri hubiera
siquiera rozado la situación de
“indigencia” que llevaría ,según el mismo Larrañaga, a ofrecerle la dirección
de un periódico que él “generosamente”
se encargaría de financiarle.
Es quizás más acertado
encontrar la verdadera causa del desacuerdo
,aproximándose al verdadero
pensamiento de Irisarri expresado en los textos en los que buscó poner en tela
de juicio las presuntas bondades de la Doctrina Monroe tan defendida, por otra parte, por el ministro
argentino. A ella había apelado Alvear en el contexto del bloqueo sin haber logrado
jamás una declaración de parte de los EEUU que condenara las acciones de la
flota francesa en el Río de la Plata.
El mismo Irisarri que
había editorializado el primer número de su periódico con aquello que el
sistema republicano de los EEUU se asentaba en los principios de orden y
equidad , no hallaría contradictorio
algunos años después (1865) en su crítica a la docrina Monroe , el
proclamar :“Yo he sido el primero que se
ha declarado públicamente y dirigiéndose a este mismo gobierno contra la doctrina Monroe - diría
Irisarri algunos años después, al promediar el año 1865 – que es y ha sido la base del filibusterismo
norteamericano y que vemos hoy que la tal doctrina va cayendo en desgracia aún
entre los mismos que antes la encontraban excelente! Con la tal doctrina se
apropiaron los Estados Unidos una gran parte y muy rica de México por vía de
conquistar, otra parte por vía de compra y venta, y se llevarían el resto por
vía de auxilio prestado…Y es para esto lo que quieren los monroistas tener
ellos solos el privilegio de intervenir en los negocios políticos del Nuevo Mundo
? Dios les pague la caridad esa!”
Si por un lado la desazón de
Alvear
expresada en su crítica al expansionismo norteamericano , como puede verse en
muchas de las cartas enviadas al ministro Arana , lo hacían avizorar un ansia
de dominio que no se detendría ni hasta el mismísimo
Cabo de Hornos, por otro lado las ardientes
simpatías que creía ver por la causa del Plata lo llevaron durante mucho tiempo
a esperar un pronunciamiento a favor de la Confederación sin llegar a
asociar cuán funcional era en realidad
la utilización desvirtuada de lo postulado en la doctrina
Monroe con prácticas
anexionistas tantas veces
impugnadas. Es más, aún ante la evidencia del incumplimiento de las promesas
que la tal doctrina debería haberle
deparado para coronar su gestión diplomática , prefería entender que el
territorio argentino estaba fuera de cualquier lance expansionista. Así, por 1849 vacilaba respecto a los
alcances de un expansionismo que se desenvolvía
en pleno auge de la doctrina del Destino
Manifiesto, escribiéndole al Canciller de la Confederación sobre la ya
demostrada ambición norteamericana . Le decía entonces que las Repúblicas
Sud-Americanas debían ponerse en guarda , aunque podría exceptuarse “tal vez de esta regla general la Confederación
Argentina cuya posición geográfica unida a la gran distancia que la separa,
parece ponerla a cubierto de todo riesgo que pueda venirle de esta parte”
Como si lo invitara a desengañarse y en un
intento de dejar claro que lo de bajar la guardia sería un grave error, Irisarri lanzaría pocos años después (1856) la
siguiente advertencia “ Seremos siempre
oprimidos tanto por Gran Bretaña como por Estados Unidos…Puede ser que en las
Repúblicas hispanoamericanas que se
hallan más distantes de Estados Unidos se crean muchos que estan libres de todo
riesgo y que por eso no tienen necesidad de aliarse contra un enemigo común…Los
ingleses y los norteamericanos son los fenicios de los tiempos modernos”
III.
Habrá que ir a la correspondencia fechada el 3 de Marzo de 1850 para ver que surge notablemente la resistencia que el propio Alvear ponía para evitar cualquier contacto directo con Antonio Jose de Irisarri, a la sazón el director del Revisor de Nueva York. Si antes prefirió contactarse con el hombre de negocios que financiaba al Revisor de N.Y. , ahora optaba por enviar a un colaborador suyo con el encargo de entregar al editor de aquel periódico ciertos puntos sobre los que escribir además ofrecerle refutar el discurso belicista de Thiers. Tratóse en el caso de un comunicado esbozado por Alvear y redactado por un tal Thompson, su ocasional auxiliar con las traducciones y agente de prensa , venía a refutar las críticas a Rosas antes vertidas por el ahora editor del periódico aliado. Irisarri no obstante hacerle saber su extrañamiento por no presentarsele directamente Alvear, prometió y así lo hizo, que al contestar a su vez el comunicado del ministro argentino , haría ver que había estado equivocado en sus apreciaciones por haber escuchado y dejarse influir solo por los dichos de los emigrados.
Acaso hay que recurrir a las
biografías que sobre Irisarri se
hicieron para conocer más sobre la personalidad de alguien que mereció por
ejemplo , ser conocido a través de su obra poética como “el
caústico satírico”. Puede haber sido este uno de los rasgos que hizo temer a Alvear el enfrentársele y tener que
soportar las contestaciones de uno que parecía aventajarlo intelectualmente.
Poco y nada dice en verdad saber de Irisarri
ni de su trayectoria periodística y mucho menos de su obra literaria. Sorprende
que antes de intentar publicar en el Revisor
, el ministro argentino desconociera las posiciones que venía tomando su Director sobre el gobierno del general Rosas pero aún otorgándole esta
posibilidad , la somera lectura de del libro en que Irisarri hacía mención de su contacto con Rosas y lo que hizo que tiempo después lo llevara a tratarlo en
durísimos términos , le habría brindado un panorama bastante completo de su
pensamiento. Ese libro que había sido publicado en 1849, un año antes a los acontecimientos sobre los
que vengo haciendo alusión, se titulaba
“Historia Crítica del Asesinato del Gran
Mariscal de Ayacucho” Es allí donde
su autor dice haberse encontrado con el Gral
Rosas por 1814 y de este modo expone sus impresiones sobre el mismo: “ La libertad, el orden, las leyes fueron
en Buenos Aires los pretextos de que se valió Lavalle para conjurarse contra
Dorrego y para asesinarle; y la libertad, el orden y las leyes armaron a Rosas
para vengar a Dorrego y para asesinar sin misericordia a cuantos encuentra que
conviene asesinar para que triunfen el orden, la libertad y las leyes, de que él se ha llamado
restaurador…este Rosas , este hombre sanguinario de nuestros días, era, cuando
yo le conocí en 1814, un hacendado de Buenos Aires, amable, pacífico y digno de
aprecio. El deseo de vengar la muerte atroz dada a su amigo Dorrego le
convirtió en un tigre; pero, ¡qué tigre! ; mejor diré en un demonio.” (pag 32
de Hist Crit.del asesinato…)
Al menos como precaución Alvear consideró mejor ignorarlo todo
sobre el contenido de esta obra y teniendo en cuenta que sus comunicados pronto
saldrían en el periódico dirigido por el autor de aquella obra. El haber
asumido como conocidas estas críticas a la figura de Rosas desde cualquier punto de vista, hubiese sido una
inconsecuencia mucho más insosteniblemente
manifiesta aún que la que el mismo señalara en su correspondencia en cuanto a
que no terminaba de ver con buenos ojos que un diario que venía criticando al
Gobierno del General Rosas pudiera de pronto cambiar abruptamente de
posición, como era el caso.
Por septiembre de 1850 El Courrier des Etats - Unis (El Correo de los Estados Unidos) uno de los diarios que
reproducían las cartas venidas de Montevideo , acompañándolas, en el caso, de reflexiones de su editor “dirigidas a
desaprobar las conductas de los agentes franceses en el Río de la Plata
–relacionadas con las tratativas que culminaron en la firma del levantamiento
del bloqueo - y a provocar la opinión en favor de la continuación de la guerra”
, colocó al Ministro argentino en el deber de contestarles pero tal como se lo
transmitiera a Arana, en la carta del 22 de Noviembre de 1850, éste periódico
francés que circulaba por los EEUU se negaba a publicar comunicados que
pusieran en tela de juicio las propias
opiniones del editor. Se buscó entonces publicar las réplicas en otros sitios y
así fue que se trabó una relación entre el agente de prensa de Alvear y el
antes citado , periódico La Patria de
Nueva Orleans. El representante argentino sugirió a su agente que sondeara
“si se podía contar en lo venidero con
los editores de este papel” Lo que aparentemente y a la vista de lo que ya
había publicado este medio el 15 de Octubre de 1850, sin haber trabado hasta ese
momento contacto alguno con el representante de la Confederación Argentina,
parecía más que posible.
El artículo de Alvear se
titulaba
"La Cuestión del Plata” y como consta en la correspondencia mantenida con Arana y fechada el 22 de Noviembre de 1850, fue publicado en dos medios. El 31 de Octubre de 1850 apareció impreso en La Patria de Nueva Orleans y también posteriormente , el 30 de noviembre de ese mismo año , en La Abeja de Nueva Orleans (L ‘Abeille o New Orleans Bee), una publicación bilingüe de aquella ciudad.
"La Cuestión del Plata” y como consta en la correspondencia mantenida con Arana y fechada el 22 de Noviembre de 1850, fue publicado en dos medios. El 31 de Octubre de 1850 apareció impreso en La Patria de Nueva Orleans y también posteriormente , el 30 de noviembre de ese mismo año , en La Abeja de Nueva Orleans (L ‘Abeille o New Orleans Bee), una publicación bilingüe de aquella ciudad.
De dicho comunicado dirigido
al editor del Courrier, con el cual
se pretendió refutar lo sostenido en mencionado diario francés, fechado el 21
de Octubre de 1850, publicado en francés tal como lo extracté de L’ Abeille, redactado por el mismísimo Alvear
aunque no firmado por él ,
resumiré traducido el inicio y algunos de los párrafos más relevantes
que hacen una clara alusión al accionar siempre contario a los intereses
nacionales por parte de ciertos exiliados argentinos :
“Al Redactor de Le Courrier des Etats
Unis
Nueva York, 21 de Octubre de 1850
Señor:
Después de haber visto
algunos números de vuestro estimable diario, donde lucen extractos de cartas de
Montevideo ,en los que las cuestiones
del Plata son tratadas por personas enteramente decididas por la continuación
de la guerra; y como estoy persuadido que Ud. no tiene otros
intereses en esta cuestión más que los que conciernen a Francia y a la justicia
, me tomo la libertad de enviaros mis observaciones sobre lo publicado en las
columnas del “Courrier des Etats Unis”
Ud. verá por estas
mismas observaciones que la cuestión política no es en rigor la que consideran los franceses que agitan la
guerra entre Montevideo y Buenos Aires, sino más bien la de aquellos que desean
la paz entre Francia y las Repúblicas del Plata (La “cuestión política se había
iniciado con el apoyo brindado por Francia y por los disidentes argentinos
emigrados a la Banda Oriental al caudillo Fructuoso Rivera para derrocar a
Oribe)
El comunicado hace referencia a los franceses
que en Asamblea se han pronunciado contra la convención Lepredour. Habla de los
franceses “beligerantes de Montevideo “ y
de aquellos que en Buenos Aires desean la paz. Los beligerantes apelaban a
salvar el honor de Francia y Alvear ,
el redactor de esta misiva se pregunta si acaso el honor de Inglaterra se puede
considerar perdido por haber hecho la paz con Buenos Aires (1849) hace bastante
más tiempo que Francia “Quien ha pretendido jamás que el honor de
una nación consista en no hacer la paz después de haber estado en guerra por
meses o años”
La Francia puede hacer la
guerra como aliada y auxiliar del Gobierno de Montevideo –consintió el Ministro argentino- pero desde el momento que ese gobierno no
puede hacerla por sí mismo entonces es solamente el auxiliar , el verdadero
beligerante.
Planteó entonces que “ en las guerras civiles, como todas las de
las naciones sudamericanas del Sud, donde dos partidos se disputan siempre el
triunfo, si hubiese un auxiliar
extranjero que continuara la defensa del partidario vencido ¿cómo hará la mayoría
nacional para triunfar jamás?” concluyendo luego que si los franceses de
Montevideo sostenían que al bajar las
armas, se le otorgaría el triunfo a Oribe porque el partido que le es
contrario era soportado por una fuerza extranjera se podía deducir que entonces se ve que el partido nacional de
Montevideo estaba considerablemente a favor de Oribe. “¿Y con qué derecho la
Francia –cuestionará el representante argentino- haría triunfar en América al
partido que tiene menos miembros?”
Alvear dice hallar en la conducta observada por estos políticos
franceses la prueba irrefutable que la cuestión entre los gobiernos de Buenos
Aires y Francia no es otra que los que la de “otros franceses” relacionados
individualmente con el partido de la Banda Oriental y finalizará entendiendo que “Es en vano que escriban contra los
agentes de su nación por suponerlos seducidos por el General Rosas ¿ Cómo
podría este general seducir a hombres de tanta categoría? Hombres que debemos
suponer mejor informados que cualquier persona sobre el estado de la cuestión,
aquellos que por su profesión estan desprovistos de pusilaminidad y que por su
origen debieran preocuparse del interés de Francia más que del Río de la
Plata! “…Los agentes de un gobierno
carecen del interés de un partido –afirmará- y considerando la cuestión
argentina más allá de los franceses mismos “hallamos
que aquellos que desean la continuación de la guerra es por intereses que no
son los de Francia y que por consecuencia no pueden torcer el juicio del hombre
político …Creo que con lo expuesto convenceré a todo el mundo que los franceses
de Montevideo no pueden sancionar la conducta observada por los agentes de su
Gobierno en el Río de la Plata ni tampoco decir que el honor de Francia exige
la continuación de la guerra. S.D.I”
En los hechos la Asamblea Francesa núnca
llegó a ratificar el tratado Arana-Lepredour el que sí tuvo por probados efectos
, a saber: la devolución de la naves argentinas, la isla Martín García, la
evacuación de las tropas francesas apostadas en Montevideo y el reconocimiento
de la soberanía argentina sobre el Paraná.
IV.
“la ambición
de conquista, sin reparar en la justicia de sus medios, es desgraciadamente un
hecho que domina a la mayoría del Pueblo Norte Americano, y que así mismo
amenaza la suerte futura de los pueblos del Nuevo Mundo, ofreciéndoles un
sangriento porvenir de guerras, usurpaciones e injusticia”
Carlos
María de Alvear
(correspondencia
a Arana del 22 de junio de 1944, AMREC)
“Los Estados
Des-Unidos dela América del Sur, empiezan a divisar el humo del campamento de
los Estados Unidos. Ya empezamos a sentir los pasos del coloso que sin temer a
nadie, cada año con su diplomacia, con esa siembra de aventureros que dispersa;
con su influencia y su poder crecientes que magnetiza a sus vecinos; con las
complicaciones que hace nacer en nuestros pueblos…”
(John Dudley
Browning , Vida e ideología de Antonio Jose de Irisarri.1986)
“
Yo no quiero hacer cómplice a la Providencia de todas las usurpaciones
norteamericanas, ni de su mal ejemplo que en un período más o menos remoto, puede
atraerle, unirle políticamente o anexarle, como ellos llaman, el Canadá, Méjico
, etc. Entonces la unión de los hombres libres principiará en el Polo del
Norte, para venir a terminar por falta de tierra en el Itsmo de Panamá”
Domingo F. Sarmiento
(Viajes en
Europa, Africa y América- 1847)
Un par de meses después que saliera
publicado el comunicado por el cual refutaba
los dichos del antes citado periódico francés, en los mencionados periódicos de Nueva Orleans, La Patria codirigida por Victoriano Alemán y Eusebio Gomez se unió al Revisor
de Nueva York de Antonio José de Irisarri
, conformando un nuevo periódico que marcaba renovados objetivos con su
editorial del 31 de diciembre de 1850. Cambiaban el nombre de “Patria” por el de “Unión” porque consideraba
sus directores que los “españoles europeos, asiáticos y cubanos y los españoles
mejicanos, venezolanos, peruanos, chilenos, neogranadinos, bolivianos,
ecuatorianos y guatemaltecos no solo eran menos españoles porque los unos vivan
bajo una forma de gobierno distinto que los otros sino que su idioma, su
religión , sus creencias y costumbres deben considerarse generales a todos
ellos y por eso conservarse por medio de la unión”. Pero el medio que bajo el título de “ La Unión. Organo de los pueblos
hispano-americanos. Periódico político, literario, científico y comercial” recien
se inauguraba , solo continuaría publicándose hasta que el 21 de agosto de
1851, fecha en la cual fue destruido en Nueva Orleans el edificio donde
funcionaba la imprenta en la cual se editaba , corriendo igual suerte que el
consulado de España y otros locales de la ciudad cuyos dueños eran tan españoles
como los directores del mencionado periódico. El ataque se llevó a cabo por una
muchedumbre que apoyaba la acción de un grupo de filibusteros que al mando del
Gral Narciso Lopez habían sido
fusilados al intentar invadir por segunda vez la Isla de Cuba. La Patria y titulada luego como La Unión
, no solo era el único periódico español que apareció cerca de seis años en
Nueva Orleans , oponiéndose sistemáticamente a todo derrotero expansionista sino
también el que había publicado una edición extra con la cual se celebraba el
fracaso de la expedición que trajo aparejado el fusilamiento de estos filibusteros que so pretexto de darle
la libertad a la Isla lo que en verdad pretendían era su anexión. Varios años
después, en 1870, El Demócrata de Nueva
York, reproduciendo un artículo publicado en un periódico independentista cubano
marcó las diferencias entre aquel intento fallido de invasión y la legítima
lucha por la independencia de Cuba , señalando que entre las invasiones
promovidas por Narciso Lopez y el
levantamiento acaecido en la isla de Cuba en 1868, había un abismo, el mismo
que puede mediar entre la conveniencia y la dignidad porque mientras aquel
programa tuvo por único dogma político la afirmación de la esclavitud y la
anexión; el levantamiento de 1868 llevó la abolición de la primera y el derecho
exclusivo del pueblo de decidir su
destino como primer dogma político.
Es interesante abrevar en
la correspondencia habida entre Alvear
y Arana, no solo para conocer las
secuelas del lamentable episodio que terminó con la citada publicación sino
también para dimensionar la gravedad de los hechos ocurridos y en cuanto
contribuyó cada proyecto de invasión a alimentar , en pleno siglo XIX, la sed
expansionista enmarcada en el contexto de la primacía de la doctrina del
Destino Manifiesto como guía indiscutible de cada intento filibustero.
Como todas sus cartas , ésta de Alvear también comienza así:
“ ¡Viva la
Confederación Argentina!
¡ Mueran los salvajes unitarios!
New York, 23 de agosto de 1851 – Año 42 de la
Libertad – 36 de la Independencia y 22 de la Confederación Argentina.
Al Sr. Ministro de
Relaciones Exteriores del Gobierno de Buenos Aires,
Encargado de las que
corresponden a la Confederación Argentina.
En uno de
los discursos pronunciados en esta ocasión se encuentra el párrafo siguiente: “
Vosotros habeís oído las noticias publicadas por los diarios de esta nación, pero después nuestra comisión ha
recibido informaciónes de La Habana por cartas particulares de que el General
Lopez ha hecho en Cuba conquistas tan grandes que no hay poder en la tierra que
pueda paralizar los progresos de la revolución en Cuba. Y tenemos además otras
noticias a saber: que el movimiento que con tan buenos auspicios ha comenzado
en Cuba, se ha extendido también en México y os pronostico mis compatriotas,
ofreciendo como garantía de este pronóstico mi reputación privada, civil y
política , de que antes de un año todo el Continente Americano desde la Bahía
del Hudson hasta las Patagonias, con todas las islas adyacentes, pertenecerá a
los Estados Unidos.” (tremendos aplausos) El que así se expresa, y es escuchado
con aplausos por una reunión de diez mil almas, en la ciudad más comercial y
civilizada de este país; es un tal Thomas N. Carr, últimamente Cónsul de los
Estados Unidos en Tanger. Y me es sensible tener que asegurar a V.S. que por
más extravagante y ridícula que parezcan estas opiniones, ellas se originan, y
son populares en todos los corazones norteamericanos
Remito a V.S. el periódico en
que se registra el meeting a que hago alusión y los discursos de los oradoreS
en “ New York, Morning Express” del
sábado 23 de agosto de 1851.
Dios guarde a V.S. muchos
años
Carlos de Alvear”
Se ha dicho que con la
destrucción de La Patria/La Unión,
el periódico de Alemán , Gomez e Irisarri , se apagaba quizás la única voz
disidente de la que se hallarían registros antes del período correspondiente
a la Guerra de Secesión. Victoriano Alemán , uno de sus
directores debió buscar refugio en Cuba, después de salir literalmente volando
desde un tercer piso del edificio de su imprenta y tuvo la suerte de contar con
la ayuda de un gran amigo mexicano que prolongó más alla del tiempo de vida útil
de aquella publicación el pago de suscripciones no obstante no poder recibirlo ya más como venía
haciéndose en las dependencias de la cancillería de aquel país. Las posiciones de ese amigo sin duda deben
haber calado hondo en torno al apoyo dado a Rosas
por La Patria de Nueva Orleans ya que
se trataba de Juan de la Granja que años
antes fuera director del Correo de
ambos mundos también conocido como
el Noticioso de ambos mundos. En ocasión de
la firma de la Convención Arana – Mackau,
el 29 de Octubre de 1840 dicho periódico había publicado el siguiente y
elocuente artículo que , a modo de cierre, lo sintetiza todo:
“Hemos visto al gobierno de
Montevideo dar favor y ayuda la los injustos agresores (franceses), lo mismo
que a los descontentos de Buenos Aires refugiados allí… En medio de esto un
héroe vemos brillar : este héroe es el presidente de Buenos Aires, el general
Rosas. Llámenle enhorabuena tirano sus enemigos; llámenle déspota, nada nos
importa todo esto; el es un patriota, tiene firmeza , tiene valor, tiene
energía, tiene carácter y no sufre la humillación de su patria.”
Bibliografía:
New
Orleans Bee o L´Abeille Ejemplares digitalizados en el sitio web de:
New Orleans Bee Home
- Jefferson Parish Library
Alejandra Díaz Bialet
Bibliografía:
AMREC
correspondencia Alvear – Arana “Misión del General Alvear en los Estados Unidos
de Norte America” Caja nro 19
La Patria
de Nueva Orleans. Archivo familiar
New
Orleans Bee o L´Abeille Ejemplares digitalizados en el sitio web de:
New Orleans Bee Home
- Jefferson Parish Library
Davis,
Thomas B. “Carlos María de Alvear : Hombre de la revolución” 1964 Emece
Antonio
José de Irisarri ,“Historia crítica del asesinato cometido en la persona del
Gran Mariscal de
Ayacucho”,
referida a la pesquisa que él efectuó acerca del magnicidio contra Antonio José
de Sucre, ocurrido el 4 de
junio de 1830.
Enrique del Cid Martinez ,
“Epistolario inédito de Antonio Jose de Irisarri 1857-1868”, Guatemala 1966
Gregorio Selser “Cronología Imperial. Ahí vienen los Marines”
El Demócrata de Nueva York
ejemplar del 29/9/1870 citado en “ Iniciadores y primeros mártires de la revolución cubana”
Reilly,Tom “A Spanish
Language Voice
of Dissent”
Sarmiento , D. F. Viajes en Europa, Africa y América, 1847
Dudley John Vida e ideología
de A.J.de Irisarri
Alejandra Díaz Bialet