¡Bienvenido Juan!
1- De la solicitada a propósito de los "truchimanes"
Mendoza - 1873
Por octubre de 1873 y a pocos meses de su llegada al país, el español Juan Bialet Massé estrenaba su flamante cargo de Vicerrector en el Colegio Nacional de Mendoza para cuya dirección se hallaba designado desde abril de aquel mismo año el norteamericano, Agustín Pressinger.

Decreto, nombrando Vice-rector del Colegio N. de Mendoza, al Dr. D. J. B. Masé
Departamento de Instruccion Pública.
Buenos Aires, Agosto 18 de 1873.
Hallándose vacante el puesto de Vice Rector del Colegio Nacional de Mendoza;
El Presidente de la República-
ACUERDA Y DECRETA:
Art. 1 o Nómbrase Vice-Rector del espresado Establecimiento, al Dr. D. Juan Bialet Masé.
Art. 2o El Vice-Rector nombrado, tendrá tambien á su cargo la clase de Contabilidad.
Art. 3o Comuniquese, publiquese y dése al Registro Nacional
SARMIENTO
N.Avellaneda
Nombrado en dicha función por un decreto del 18 de agosto de 1873, firmado por el entonces presidente, D.F.Sarmiento y por su ministro de Justicia e Instrucción Pública, Nicolás Avellaneda, Bialet se encontró pronto junto a Pressinger emprendiendo reformas y disponiendo cesantías. El tenor de las medidas que debieron tomar los llevó a tener importantes desacuerdos con el plantel docente y se suscitaron enconos y conflictos varios en el breve períódo (1873 -1874) que los tuvo como autoridades de ese colegio.
Así lo revela una solicitada que redactada el 11 de noviembre de 1873 , su autor, Juan Bialet Massé pudo hacer pública en los periódicos " La Prensa" y "El Correo Español"
y dice asi:
" Sr. Director de La Prensa
Mendoza, 11 de noviembre de 1873
Suplico a Vd. me sirva insertar en el periódico de su digna dirección el adjunto comunicado, que con igual objeto dirijo al Sr. Director de El Correo Español
A cuyo favor le quedará eternamente agradecido su afmo. amigo y S.S.Q.B.S.M.
Dr.Juan Bialet
Sr. Director de "El Correo Español"
Mendoza, 11 de noviembre de 1873
Mi querido amigo y compatriota: En el número 371 del entusiasta periódico que tan bien nos representa, y que Ud. tan dignamente dirige, se inserta una correspondencia de esta ciudad, firmada por El Celtíbero, en la que se lee lo siguiente:
" Del Colegio Nacional nada diré por no herir susceptibilidades de algunos conocidos que allí se ocupan."
Es esta la segunda vez que, hablando de este Establecimiento, se permite ese señor reticencias que juzgo ofensivas, y que no puedo tolerar en modo alguno, pues que como Vice-Rector de él, me atacan directamente y me ofenden mucho más porque proceden de un compatriota. A quien no conozco y me abstengo de juzgar por ahora.
Los españoles que estamos aquí somos: D. José T. Rodriguez, D. Nicolás de Mendoza y yo; creo escusado hablar a V. de mí porque me conoce, pero de los otros dos diré a V. que son dos honrados caballeros , tan capaces como aplicados y que desempeñan sus cátedras sin faltar a ellas un solo día por ningún concepto.
Esto en cuanto a los españoles: El Rector vino aquí en días tales que la desorganización hacía imposible ya la vida del establecimiento, llamado por nuestro paisano y muy digno jefe Sr. D. José María Torres , su laboriosidad, su firmeza y su paciencia han logrado que hoy este el Colegio a la altura del que más en la Nación. La honradez y caballerosidad del Sr. Pressinger solo ha sido puesta en duda, ó intentado serlo, por los truchimanes, esta es la palabra , que explotaban del modo más villano al Estado a quien engañaban , y a los alumnos a quienes privaban hasta de los alimentos sin darles la educación, a que tienen derecho. Bien que como no la habían recibido mal podían darla.
Estos ex-profesores a quienes por falta de idoneidad, honradez o aplicación se vio obligado a barrer el Rector, han levantado un clamoreo al que no contesta nadie que sepa lo que aquí ha pasado, y nuestro compatriota engañado seguramente por las voces de esa canalla, sin premeditarlo bastante, lanza a la prensa reticencias que ofenden más que los más severos cargos.
Si tiene alguno que dirigirnos a todos o a cada uno de los profesores, español o no, que lo haga sin consideración alguna, sino exijo de su caballerosidad una rectificación digna, que para que sea más consciente debe ser precedida de una visita al establecimiento, que el como todo el mundo puede hacer cuando guste, y yo le enseñaré los vales sin valor que en vez de dinero dejaron en caja esos perdidos a quienes se persigue judicialmente para el reintegro y con los libros a la vista su modo de administrar el Colegio.
Yo soy el primer Vice-Rector , desde la fundación del Colegio, que se sienta a la mesa con los alumnos y ahora lo hacen conmigo todos los demás que tienen obligación tal, para enseñarles las maneras más rudimentarias de la buena crianza, cosa inaudita aquí. El dinero que antes se gastaba en servir una opípara mesa a los ganapanes y tabacos y cerveza, se invierte en efectos de comedor, pues ni aún vasos había, y en dar a los alumnos la mejor comida posible dentro del presupuesto y estado de la caja.
Los Sres Profesores Argentinos , Chilenos y el de Francés, que con los dichos componen el cuerpo docente del establecimiento son tan instruídos y apreciables , que bien puede afirmarse que es uno de los más lúcidos que hay en la República, y sobre todo es un cuerpo compuesto por personas dignas y decentes, cosa que bien sabe el Celtíbero no ha podido afirmarse siempre.
El cambio que se ha verificado en los alumnos tanto en su instrucción como en su educación es completo y yo aseguro que la juventud mendocina ha sido calumniada cuando se ha dicho que era inepta e insubordinada; pues si la instrucción pública no ha dado los resultados debidos, culpa ha sido de los encargados de ella, que no han sabido tocar los resortes de su corazón sincero, sumiso y franco, al que hay que añadir una regular inteligencia y algunas sobresalientes aunque todos viciados por la falta de ejemplo y dirección.
Por último, para que Vd. pueda formarse una idea de lo que era este establecimiento, que era descender muy mucho en la escala social aceptar un puesto en él, cuando tan honrosa es en todas partes la noble profesión del magisterio; pero este justo desprecio ha cesado en cuanto Mendoza ha visto personas educadas y honradas dirigiendo sus hijos.
De mí se decir que he sido recibido por las personas más ilustradas de Mendoza con toda la consideración y afecto que me creo merecer, y aunque nada me hayan dado de más, justo es hacer constar que nada me han dado de menos.
Concluyo, señor Director suplicándole se sirva insertar estos mal perjeñados renglones, en gracia al honor sin tacha, de los que como Vd., soldados del progreso, para poder ganar honrada y dignamente su sustento, no tienen otro capital que él y la instrucción que costó una fortuna a sus padres dársela, y que no aguantan dudas porque no tienen motivo para ello ni quieren confundirse con los que llegaron a ocupar el sillón de la Cátedra, si tales podían llamarse, dejando a la puerta de ella la arquilla del buhonero mercachifle, pues que les cuesta llegar a él tres años de estudios en una universidad, como la nuestra de Madrid, y se creen por tanto merecer alguna consideración.
Adios, querido compatriota, sabe Vd; es su sincero y buen amigo. Q.B.S.M
Dr. Juan Bialet Masé
2- "El Correo Español" y su repúblicano director:
Enrique Romero Jiménez. Un soldado del progreso
¿Quién era el director del "Correo Español" a quién Juan Bialet Massé se dirige en términos tan amistosos y demostrando además una relación de larga data? ¿Quién, aquel ex-sacerdote devenido periodista, ese español emigrado a la Argentina que se hacía llamar "soldado" y antes el "cura Romero", a secas, porque "en un regìmen democrático e igualitario debían desaparecer las jerarquías y las dignidades, aún las de la sacristía" ? En todo caso, un"guerrillero" habrían respondido los funcionarios de la monarquía de Alfonso XII por 1875, mientras Bialet lo considerará mejor ubicado "entre los soldados del progreso" o preferirá seguir recordándolo simplemente como el "Padre Soldado", en una referencia que aparece insoslayable al momento de dar cuenta de las fuentes en las que abrevó en su juventud y tal como puede leerse en los siguientes pàrrafos de su autobiografía, redactada en 1906 , hacia el final de su vida.
"Qué quereís ser? -se preguntará Bialet en clave retrospectiva- "Estudiante. Eso no es un fin, es un medio, hay que vivir, hay que comer o morir...Fui al anfiteatro como hubiera ido a un taller de mecánica. Allí volver a correr y correr ligero, pero la anatomía mezclada con una triple lectura de la Biblia desde el principio hasta el cabo; la fisiología envuelta en las hojas del Consulado y el Imperio y la Revolución de Thiers, la Higiene alternada con las clases sublimes de Filosofía de la Historia del Tribuno Castelar y muchas veladas de Roque Barcia.
Más tarde el club (*), y al mismo tiempo los sermones del Padre Felix Cumplido, los del Padre Soldado, los del místico Padre Felix de Cadiz, los del cándido Padre Claret; por ellos conocí el mundo y las dificultades del vivir"
* club: En el siglo XIX hacía referencia a un local político
Un primer acercamiento al derrotero trazado por Enrique Romero Jiménez, y en particular, a los motivos que lo llevaron al exilio y a sus actividades periodísticas y políticas en suelo argentino, nos lo brindan dos documentos diplomáticos, emitidos entre 1875 y 1876 que fueron enviados a un Secretario de Estado y al Ministro de Justicia de España, respectivamente.
Del último, el correspondiente a 1876 surge que:
" el presbítero D. Enrique Romero Jiménez, conocido desde los primeros días de la Revolución de 1868 como uno de los más violentos sostenedores de las doctrinas republicanas y socialistas, tomó una parte activa y personal en la insurrección de Málaga y que a consecuencia de aquellos deplorables sucesos hubo de emigrar a América, estableciéndose en Buenos Aires, en donde se encuentra dirigiendo un periódico político que se ha hecho notable por lo destemplado y violento de su lenguaje, siempre que se ocupa de la política interior del país que le dá hospitalidad o cuando se propone concitar las malas pasiones de una parte de aquella numerosa colonia española contra el representante de España."
Batallador, Romero Jiménez, dividía también las aguas en la colonia española rioplatense. En esa divisoría y al cabo de dos años de la publicación de la solicitada en su periódico por las cuestiones suscitadas en el Colegio Nac.de Mendoza, Bialet se encontrará más próximo a otros grupos de españoles emigrados que se distanciaron del director del "Correo.." por internas habidas en la colectividad hispana de aquel momento. Por eso quizas no figura entre quienes lo acompañaron en su enfrentamiento a la Iglesia Católica y en especial , a los jesuitas. Sucedió en 1875 cuando encontramos a Romero Jiménez liderando una revuelta contra el Arzobispado de Buenos Aires y el Colegio del Salvador.
Por un documento diplomático fechado en aquel año y enviado por el Encargado de Negocios de España en Argentina se llega a conocer que a fines de febrero del 75', unas 3000 personas entre las que se hallaban quienes portaban banderas españolas se reunieron en el Teatro de Variedades en Buenos Aires a protestar contra el proyecto del Arzobispo de "entregar a los jesuitas las Iglesias del Colegio Nacional y de La Merced". Este grupo se dirigió a la, por entonces, denominada Plaza de la Victoria (hoy zona oeste de Plaza de Mayo) y luego de ingresar a la sede del Arzobispado y destruir el moblaje existente, se pasó a arrancar un escudo con la inscripción "Curia Eclesiástica".
Los miembros del grupo se encolumnaron luego en dirección al Colegio de San Salvador de los jesuitas donde le prendieron fuego a varios muebles, libros y objetos religiosos, provocando así un principio de incendio en el edificio que fue pronto sofocado.Quienes los acaudillaban -como se lee en dicho documento- eran "el argentino Castro Boedo, antiguo cura de la Recoleta que colgó los hábitos para casarse y hacerse sacerdote de la religión libre...y el célebre español Don Enrique Romero Jiménez, que de canónigo electo de Tudela pasó a guerrillero en Málaga y que ahora es director y redactor aquí del periódico "El Correo Español"
3. Más problemas en el Colegio Nacional de Mendoza. Los amigos mitristas de J.B.M. La Revolución de 1874
Las reformas que tanto el rector Pressinger como Bialet, su vice, buscaron implementar en el Colegio Nac. de Mendoza durante el breve período (1873/74) en que lo tuvieron a su cargo, fueron repelidas por los profesores que allí enseñaban y por varias de las familias de sus alumnos. Reacios a los cambios,conformaban parte de la elite mendocina, integrándose en una sociedad caracterizada por la endogamia donde las relaciones socioeconómicas que mantenían entre sí los configuraba identitariamente. En "El Constitucional", un conocido periódico local de aquella etapa, se publicaron artículos en los que se aludía a las recientemente designadas autoridades del citado establecimiento como "estos aparecidos" y se burlaban, por caso, de ciertos festejos que habían tenido lugar en la casa del norteamericano Pressinger, en ocasión de celebrarse el día de la independencia de los EEUU , por oírse allí "cantos destemplados y roncos usados por los negros libertos de Estados Unidos del Sud".
Esta situación empeoró al producirse la Revolución de 1874 , instancia en la cual las autoridades del Colegio Nac. de Mendoza - conforme a la escasa crónica existente en este aspecto- habrían dado su apoyo a las fuerzas encabezadas por el general. Bartolomé Mitre. Este hecho parece haber ahondado las disputas ya abiertas que llevaron finalmente a las renuncias que Pressinger junto a Bialet , presentaron por diciembre de 1874.
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Bartolomé Mitre |
A comienzos de ese año, se habían realizado en el país las elecciones presidenciales y uno de sus candidatos, el general Bartolomé Mitre no aceptó los resultados que, sospechados de fraude, le dieron la victoria al Dr. Nicolás Avellaneda cuya candidatura mereció el apoyo del entonces presidente, Domingo F. Sarmiento.
El 24 de septiembre, poco antes de la fecha en que debía asumir el presidente electo, estalló la revolución con el objeto de impedir la asunción de Avellaneda.
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Nicolás Avellaneda |
Gobernaba Mendoza por aquella época, Francisco Civit cuando el 1º de noviembre de 1874, el general Arredondo, que respondía a Mitre, entró a la provincia para derrocarlo y luego ocupar, aunque temporariamente, la gobernación mientras Civit buscaba refugio. Fue en ese contexto que resultó nombrado un tal Luis Silvetti como secretario de Arredondo.
Las crónicas de estos sucesos, en su mayoría provenientes de adversarios de las autoridades del Colegio Nac. de Mendoza, dan cuenta que Silvetti, Pressinger , Bialet y Roca Sanz , a la sazón, director del inaugurado Departamento Agronómico local, resolvieron cesantear a algunos profesores por negarse a concurrir al establecimiento que había abierto sus puertas estando depuesto el gobernador. Estos cesanteados denunciaron, a su vez, sentirse fustigados por el solo hecho de considerárselos "avellanedistas".
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Francisco Civit |
Hacia diciembre del 74' la Revolución ya se encontraba vencida en los distintos focos en los que habíase manifestado restando solamente su repliegue en la región de Cuyo. Finalmente, en la que se conoció como "la segunda Batalla de Santa Rosa", el general José Miguel Arredondo fue vencido por las fuerzas del entonces coronel Julio A. Roca, quien cumpliendo órdenes del presidente Sarmiento, se había dirigido allí al efecto de sofocar la rebelión. Este desenlace habría provocado las dimisiones a sus cargos por parte del rectorado del Colegio Nac. Mendoza.
Apenas una somera mención de todo esto, y tan solo referida a la primer Batalla de Santa Rosa, hace su aparición en el capítulo dedicado a Mendoza que integra el conocido " Informe sobre las Clases Obreras de la República Argentina" , escrito por Bialet a 30 años de producirse estas luchas. Allí el autor deja entrever su desacuerdo con el criterio seguido por Civit para formar los batallones y considerando que la rebelión encabezada por Mitre quedará como un "episodio de la maldita guerra civil", lo que realmente parece lamentar son las muertes de los obreros reclutados por el gobierno local en aquella ocasión. Lo dice así:
"La revolución de 1874, después de apoderarse de Córdoba y de San Luis, vino sobre Mendoza. El gobierno local organizó un ejército para resistirla. Se formó un batallón de cuatrocientas plazas compuesto de la flor de los artesanos, que era lo mejor de aquel ejército; valientes y disciplinados, perecieron en su mayor parte en los potreros de Santa Rosa junto con su jefe el coronel Catalán: aquello fue una hecatombe de obreros; Mendoza no se ha levantado de aquella caída".
Sin más documentos que aporten algo sobre la postura que pudo tomar Bialet en aquellas circunstancias, podría no obstante considerarse factible que se haya situado ciertamente en una posición al menos favorable a la Revolución del 74'.
En primer término porque algunas personalidades a quienes tributaba su respeto y muchos de sus nuevos amigos en el país fueron probados partidarios mitristas cuando no participantes activos en ese enfrentamiento. Entre estos figuran los nombres de los Dres. Guillermo Rawson, Estanislao S. Zeballos y Bonifacio Lastra , y en segundo lugar dos periódicos con cuyos directores se hallaba muy relacionado, jugaron un rol preponderante contra lo que calificaron como una elección fraudulenta y justificaron la rebelión. Fue el caso de "La Prensa" de José C. Paz que se convirtió practicamente en un vocero del levantamiento y también el del "Correo Español" , que bajo la dirección del español y exiliado republicano, Enrique Romero Jiménez, con idéntico entusiasmo al desplegado para hacer de su diario un fiel representante de la colectividad española local, adhirió a la causa mitrista y llegó a convertir su establecimiento tipográfico en una real apoyatura a los propósitos editoriales seguidos por los revolucionarios mitristas , en particular, cuando se produjo el cierre del diario La Nación por orden del Gobierno Nacional. Ello le valió un nuevo exilio, esta vez en Montevideo y que se extendió hasta 1875, año en que en virtud de la denominada "Conciliación" propuesta por Avellaneda, pudo regresar a la Argentina.
En la descripción de la sociedad mendocina realizada por 1904 en ocasión de la redacción del citado "Informe..." parecen resonar en Bialet, las primeras impresiones de estos acontecimientos acaecidos entre 1873 y 1874 junto a los ecos de aquel frío recibimiento padecido a consecuencia de haberse aventurado a proponerle cambios educativos a los integrantes de una sociedad, que mucho más allá de su mitrismo o avellanedismo, buscarían hacer primar sus jerarquías locales y el sostenimiento de antiguos privilegios. Así lo refleja un extracto del capítulo que a renglón seguido transcribo y que Bialet le dedica a la Mendoza de principios del siglo XX , provincia en la que continúa percibiendo el quietismo de aquellos primeros años de su llegada al país.
"El terremoto de 1861 aniquiló casi a la ciudad quedando apenas una docena de familias, cuyos apellidos se mezclan dos a dos, para formar la clase dirigente, cuyos miembros son parientes entre sí por los cuatro costados, introduciéndose alguno que otro apellido chileno o latino, inmigrante afortunado.
Esta clase se mantiene tan separada del pueblo en el siglo XX como en tiempo de la colonia y corren paralelas sin fundirse como entonces. Los dirigentes buscan al pueblo para comparsa política cuando lo necesitan; después poco o nada se preocupan por él para mejorar sus condiciones sociales. Algo progresa por la fuerza de las cosas, pero no en razón de sus aptitudes...No hay más idea de la cuestión social que la de pagar el menor jornal y hacer trabajar al obrero lo más que se pueda...La falta de concepto de la cuestión social hace creer en Mendoza que el desarrollo de los sucesos es debido solo a instigaciones interesadas; para ellos es evidente; no se dan cuenta de que los movimientos universales obedecen a causas de un orden superior, incoercibles en definitiva. El viento levanta la ola porque hay agua en el mar; y el torrente corre y asola, compuesto de las pequeñas gotas de agua que han caído en las alturas de la pendiente..."
4. En la "Conquista de Quince Mil Leguas", Bialet entra en "Clima"
Hacia 1878, salía la segunda edición de la obra titulada " La Conquista de Quince Mil Leguas" y su autor, el abogado Estanislao Severo Zeballos, desde su portada venía haciendo gala de una trayectoria en la que, ya a sus 24 años de edad, cabía incluir el haber sido ex-director de "La Prensa" y ex-secretario de la Sociedad Científica Argentina, miembro de la Sociedad Geográfica Italiana, Oficial de honor distinguido con la medalla de oro de la Academia Pico de Bolonia y miembro honorario y activo de varias sociedades nacionales.
Esta segunda edición revisada y aumentada se imprimió precisamente en el establecimiento tipográfico a vapor de "La Prensa" y presentada en el contexto de la llamada "conquista del desierto" fue especialmente dedicada a los "jefes y oficiales del ejército expedicionario" por tratarse allí la cuestión de la traslación de la frontera sud de la República al Río Negro.
Dicha edición viene también precedida de dos documentos oficiales que muestran hasta que punto se propiciaría su publicación. Por un lado el presidente Nicolás Avellaneda se ocupa de destacar "que es de evidente importancia el libro del Dr.D. Estanislao S. Zeballos, sobre la ocupación del Río Negro y que conviene publicarlo en este momento en que el gobierno proyecta el avance de las fronteras" y por el otro, el general Julio Argentino Roca, su ministro de guerra , luego de dirigirse al autor como "mi estimado compatriota y amigo" , directamente lo invita a participar en ella transmitiéndole además la alta consideración que guarda por su obra, "una especie de revelación para la mayoría del pueblo argentino, que tendría que ir a buscar en cien volúmenes distintos los antecedentes " presentados por Zeballos - "en pocas páginas, narradas en un estilo fácil y ameno, acompañados de observaciones y razonamientos muy exactos y que por estos motivos y estimando la utilidad que reportará "las operaciones de guerra" el Presidente le ha ordenado confeccionar una edición especial del libro por cuenta del Estado.
Y si Zeballos denunciaba en ese libro el peligro que avizoraba en la presencia territorial de los indios araucanos, Roca, ascendido a general luego de su victoria en la Batalla de Santa Rosa (1874), delinearía más claramente los reales propósitos de la empresa a cuyo éxito entendía contribuir tanto el estudio del citado autor. En sus palabras de agradecimiento, señala que la lectura del libro "destruirá toda duda acerca de la importancia y la posibilidad de llevar la frontera al Río Negro" y que ello será de gran ayuda para la campaña "contra los enemigos tradicionales de nuestra riqueza...porque la ocupación del Río Negro...por sí sola justificaría los esfuerzos que va a hacer la República, buscando su seguridad contra los bárbaros del desierto". Es por esa razón que también convoca a Zeballos a que una vez finalizada dicha expedición escriba la historia de esta "cruzada" para demostrar "al mismo tiempo la importancia económica que adquirirán los nuevos territorios cuando se derrame en su seno la inmigración que en busca de un suelo fértil y de un clima benigno, arriba a nuestras playas de todos los puntos del continente europeo".
No obstante que sobre lo expresado por Roca, ministro de guerra en el gobierno de Avellaneda, huelgan más explicaciones, vale traer aquí lo manifestado por Collin Lewis, un autor contemporáneo, cuando sostiene "que uno de los factores que llevaron a las autoridades a involucrarse activamente en la cuestión de indios fue la percepción de que la inseguridad en las fronteras comenzaba a incidir fuertemente en el progreso económico argentino, dado que, de acuerdo con esta percepción, los ataques indígenas no solo se traducían en una merma de bienes sino que además desalentaban la inmigración, señalando que por "1873 la reducción de la tasa de inmigración provocó "una considerable alarma y temor de que los proyectos inscipientes favorecidos por muchos sectores de la oligarquía, fracasaran".
Es, pues , en esta obra titulada "La Conquista de Quince Mil Leguas" y cuyo objeto no era otro que contribuir al desarrollo de dichos proyectos, donde aparece un estudio de Juan Bialet Massé sobre el clima en el país, integrando el capítulo dedicado a la “Descripción del Territorio”.
No había transcurrido un año del alejamiento de Bialet de sus funciones en el Colegio Nacional de Mendoza, cuando en noviembre de 1875 se leyó en la sede de la Sociedad Científica Argentina, un primer artículo suyo que versaba sobre las condiciones climáticas en el territorio argentino. Zeballos, a quien es dable contar entre los fundadores de dicha institución y con quien Bialet mantendría una sólida amistad a lo largo de su vida, se decidió a incluir algunos párrafos de aquel trabajo. Aquí paso a transcribir su breve presentación junto al primero de ellos:
" D.Juan Bialet Massé , en una importante memoria presentada a la "Sociedad Científica Argentina sobre el clima de la República, dice:
Entre los 40° y 35° latitud sur la corriente fría, que viene seca, va calentándose y elevando su capacidad para el vapor, los vientos N.O. del Pacífico encuentran las altas cumbres de esta región, se enfrían, condensan su vapor y le dejan caer en forma de lluvia en Chile y de nieve en las cumbres y se dirigen al Atlántico; sin embargo, pueden dejar aún algún vapor , que unido a la nieve fundida en los Andes alimenta las fuentes de los ríos Colorado y afluentes N. del Negro. Las costas de esta región, a causa de las brisas del mar entibiadas por la corriente costanera, gozan de un clima escelente y algo más húmedo que el interior. Esta región media de lluvias llega al sur de Buenos Aires, de San Luis y Mendoza hasta las riberas del Diamante".
Por una llamada a pié de página nos enteramos asimismo que este trabajo de J.B.M. fue publicado en el Tomo I de los "Anales de la Sociedad Científica Argentina", en 1876 y también que fue utilizado por el Dr. Burmeister en su " Description Physique de la Republique Argentine"
El texto de Bialet, inicialmente publicado como llevo dicho en los "Anales..." comienza curiosamente nombrando a San Roque pero no se tratará esta vez y lógicamente de una referencia al famoso dique sino de una corriente marítima mencionada en el texto al principiar la descripción del clima de la R.A.
" La vasta estensión de su territorio situado entre los 22° y 55° 30' latitud Sur, lo accidentado de sus confines Norte y Occidente, los caudalosos ríos y la corriente ecuatorial de San Roque, que bañan el Oriente, dan a este país una gran variedad de climas templados, que se aproximan a los cálidos en el N. y a los ríos en el interior de la Patagonia y en las alturas andinas".
Por 1876 , Juan Bialet Massé se encontraba desempeñando funciones docentes en La Rioja en virtud de un decreto que le había conferido el cargo de profesor en el Colegio Nacional de aquella provincia. Desde allí y junto a otros colaboradores distribuídos en distintos puntos del territorio, enviaba "ad honorem" , sus observaciones científicas a la Oficina Metereológica que funcionaba en el Observatorio Astronómico de Córdoba, el cual , inaugurado por el presidente Sarmiento, se hallaba a cargo del norteamericano, Dr Gould, "sabio director" tal como Bialet refiere en el segundo párrafo de la memoria presentada a la Soc. Científica Argentina que es aquí, objeto de comentario.
Y hay más. Este Bialet, con escasos años transcurridos en el país, se limitará a reproducir ciertos tópicos del discurso oficial sobre el trabajor nativo. Así y refiriéndose a los habitantes de la región situada al N. del paralelo 29°, estima que, entre otros factores:
" la relajación muscular durante la mayor parte del año, nos demuestran la apatía para el trabajo muscular y la fuerza de las pasiones de los argentinos del N.(Norte) Hacia aca (es decir hacia Buenos Aires, sede de la SCA donde se dió lectura a la memoria) el color es mucho menos pálido y menos moreno,... el apetito más vivo... la actividad muscular se manifiesta más y si el pueblo trabaja menos que en otros países es efecto de la abundancia y bienestar relativo que disfruta"
A lo largo de este estudio se manifestará tanto en contra de la tala de árboles como también a favor de la mejor aclimatación de los extranjeros en ciertas zonas respecto a los nativos:
"Entre las lagunas y la Cordillera caen en algunos inviernos nevadas que llegan hasta el N. de Mendoza, la Cordillera ha tomado ya desde el macizo del Volcán de las Yeguas sus majestuosas alturas y los vientos se desecan en ellas completamente, por esto el clima de esta parte es el más seco de la República, ayudado por la falta de arbolado. En otro tiempo había más agua, pero se han ido destruyendo los bosques naturales y no se ha tenido la precaución de las plantaciones...se necesita pues hacer reaccionar a los habitantes, interviniendo eficazmente los gobiernos para que se replanten los bosques y fijen las lluvias"
"...En esta zona del país se producen los vientos Sondas o del N.O...Durante el invierno se producen también los sondas, pero son menos malos. Sus efectos los sienten más los hijos del país que los extranjeros aclimatados y los no aclimatados apenas sienten más que el calor y la sequedad pero no las perturbaciones nerviosas"
Por otra parte, se encargará de concluir, en lo que respecta a la idiosincracia del pueblo argentino, que:
"Todos estos caractéres...no pueden producir sino temperamentos más o menos nerviosos, aptos en grado escelente para los trabajos intelectuales y aí sucede en efecto, y esta es la razón de la energía de las pasiones políticas, de los progresos rápidos de la instrucción y de cierta versatilidad de carácter que se observa en el pueblo argentino unidos a la sobriedad y resistencia, que le hacen uno de los más aptos para la guerra"
Puede decirse que es algo que atañe al artículo en su conjunto pero sobre todo en su final, se asemeja mucho su tenor al de las propagandas que circulaban por la época en pos de atraer inmigración y alentando especialmente a los europeos a llegar a estas costas.
"Terminaremos este párrafo comparando el clima argentino con los mejores del occidente del viejo mundo. Los climas del Sur de Francia y Norte de España encuentran sus similares entre los 32° y 40°, semejanza que sorprende a veces y que es a nuestro entender la razón instintiva que guía la inmigración francesa, vasca y gallega hacia estas playas con preferencia a otras de América: Al Sur de Buenos Aires las costa nos parece tan igual a Cataluña, que creemos podrían intentarse sus cultivos valiosos; el clima de Mendoza es completamente igual al de Almería y Murcia. Córdoba, Tucumán, La Rioja y Catamarca y una parte de Santiago del Estero a la Italia del Sur y Andalucía; Corrientes, el Chaco y Salta tienen al N. de Africa climas idénticos y en el Sur de la Patagonia pueden señalarse climas de gran semejanza con los de Alemania, Inglaterra y Suecia y aún los de Holanda y Dinamarca".
¿En cuánto se diferencia el Bialet cuyo artículo sobre el clima incluyóse
en la obra de Zeballos al del Informe sobre el Estado de las Clases Obreras
Argentinas , y a quien el gobierno de Roca , a través de su ministro Joaquín V.
González le encomendara dicho estudio a fin de contribuir a los lineamientos de
la proyectada Ley Nacional del Trabajo, al principiar el siglo XX?
El autor vendrá a cuestionar
por 1904 ciertos aspectos de aquel discurso civilizatorio de la argentina
blanca que supo hacer suyo y aunque mantendrá aún fresco el recuerdo de “aquellos
desiertos difíciles y peligrosos” que contrastarán con las comodidades
del progreso que ahora, por ejemplo, le brinda “un dormitorio de ferrocarril”,
en este recorrido presente que en ocasión de su investigación debió reemprender
, o continuará llamando “tiranía” al gobierno de Rosas y “hechos consumados” a
los efectos devastadores de la llamada “Campaña del Desierto”, también
encontrará la oportunidad de dirigirse al poder ejecutivo y precisamente
hacerlo en el contexto de este , su “Informe…” , acusando de injusta a
cualquier conquista , aunque se le aproveche y haciéndole saber que las
políticas de exterminio no son dignas de un país que se cree civilizado sino
todo lo contrario. Lo dirá del siguiente modo , según sus textuales palabras , al
referirse en el capítulo dedicado a la situación del indio en el Chaco y
puntualmente en circunstancias en las que volvía a resurgir un proyecto por el
cual querían expulsar a más de 40.000 indios desde aquel territorio hacia el
sur.
“Se reniega del indio, pero se lo
explota. Los que hablan de su exterminio de arrojarlo al otro lado de las
fronteras, no saben lo que dicen o lo saben demasiado. Aún en el sur donde es
relativamente fácil poblar, porque el clima es similar al de Europa, el brazo
del indio vendría muy bien; pero sin él, en el Chaco no hay ingenio, ni obraje,
ni algodonal… Examinando bien el cuadro, y recordando las obras históricas de
la conquista, se ven los mismos efectos engendrados por las mismas causas, sin
un ápice de variación, aparte las fechas y los lugares. Si tuviera el espacio y
el tiempo suficiente, podría escribir capítulos que parecerían glosas del
P.Lozano y del P.Diego de Torres, o copiados de memoriales dirigidos al Consejo
de Indias.
De un lado, la eterna codicia, la
fuerza, la superioridad de la raza, el abuso y hasta el crimen; del otro, la
barbarie, el salvajismo con todos sus caracteres y consecuencias; y sobre las
dos, la justicia, la humanidad y la Constitución heridas por tanto exceso,
tanta ignorancia y contradicción.
Se habla de expulsar indios, y ¿con
qué derecho? ¿Acaso el nacido en la tierra, víctima de una conquista
injustificada, por más que le aprovechemos, el dueño diez veces secular de la
tierra no esta amparado por la Constitución? Si delinque, para castigarlo hay
tribunales; y si no los hay deben crearse, atendiendo a esta necesidad
primordial, base principal de la justicia.
He
leído y leo que hay quien pide guerra y exterminio; pero ese ultraje a
la humanidad no ha de cometerse por una nación civilizada, que no se contenta
con figurar en el común de las naciones, sino que aspira a ocupar y ocupará un
lugar entre las que marcan eras de grandes civilizaciones…Lo que sucede con el
indio no es más que la exageración de la causa de lo que se hace con el criollo
en aquellas apartadas regiones; el malón del indio no es ahora tan grave ni tan
frecuente como la cuatreña, ni la sublevación del indio es más perniciosa que
la revolución política ¿se querrá exterminar al pueblo entero? ¿ Con quién se
quedarán los exterminadores? ¿Y de qué vivirán? ¿Traerán una falange de ángeles
del cielo para hacer un nuevo pueblo?
¡No! El pueblo montonero y
revolucionario se ha hecho un pueblo culto y progresista; produce y pesa en el
mercado universal ; ha improvisado ciudades numerosas, pueblos mil, y ha
llegado la hora en que incorpore a su vida civilizada al indio, cumpliéndole
las promesas de tres siglos… ”
Para cumplirlas , Bialet propondrá entregar tierras.
“Este pensamiento de dar a los indios tierras en que habiten, nace
espontáneamente, hoy como ayer, en toda
persona que estudia la cuestión con ánimo
desapasionado y espíritu de justicia. El descubrimiento de Colón y la
conquista no pudieron borrar los principios fundamentales del ius gentium; ni
la superioridad de la raza o de los medios puede autorizar el exterminio, ni el
desalojo de la propiedad privada, y dentro de los altos principios de la
Constitución Nacional, mucho menos”
5.CHE ROCA, ATENDEME... PERO NO DIGAS MI NOMBRE
Córdoba 10 de Enero de 1881
Excmo Señor
Acabo de llegar de
Buenos Aires, donde cuatro días seguidos he intentado en vano ver a V.E., a
pesar de la carta de introducción del Dr. Posse, y como debía regresar con
urgencia aquí, me veo obligado á hacer motivo de esta carta lo que hubiera
preferido exponer de palabra a V.E.
Tanto en declaración explícita al hacerse cargo de
la Presidencia, como actos posteriores de V.E. revelan el propósito de
organizar la administración del ejército.
Yo he servido seis
años en el ejército español, conozco a fondo las administraciones prusiana,
francesa y belga y me siento capaz de ofrecer a V.E. un proyecto completo de
organización de la administración del presupuesto de la guerra.
V.E. comprenderá que
un tal trabajo requiere una dedicación de mucho tiempo y que sería en vano que
yo lo emplease sino entrara en los planes de V.E. aprovecharlo. Tal era el
motivo que llevaba al pretender ver a V.E. y el objeto de esta; debiendo
advertir que la única recompensa que yo exigiría sería que el nombre del autor
quedase siempre anónimo.
Voy ahora a
permitirme indicar a V.E. algunos puntos de mi proyecto, aunque de un modo
suscinto.
La primera necesidad
que debe tenerse en cuenta para crear una administración es la de tener
administrador; que tratándose de intereses tan vastos debe ser un cuerpo
especial, compuesto de hombres ad hoc.
La República
carece de hombres de administración y no es extraño, puesto que hasta ahora,
solo se han propuesto crear Doctores.
Ante esta
dificultad, no encuentro otra solución que organizar el Cuerpo administración
del ejército con los Jefes y Oficiales que hay en él dedicados a las Comisarias
de guerra, pagadurías, (….?), etc; y que tienen aunque no sea más que de un
modo práctico conocimientos de contabilidad.
Una vez organizado el cuerpo,
las vacantes que fueran ocurriendo se llenarán con oficiales educados ad hoc en Palermo, donde no habría necesidad de crear sino las
cátedras de administración militar, derecho administrativo, contabilidad
general y de los servicios militares é instituciones de hacienda de la
República Argentina.
Los jóvenes que se dedicaran
a esta carrera no necesitarían las clases de táctica, ni las demás puramente
militares, supliéndolas con las antes enunciadas; de modo que el aumento de
gastos sería insignificante.
Este cuerpo tendrá a su
cargo:
La revista
de comisario, mensual, de todos los individuos que perciben haberes del
presupuesto de guerra;
El pago de
todos individuos y Cuerpos del ejército;
El
suministro de víveres, vestuario, utensilios, etc, por administración directa,
adquiriéndose por contratos solo las primeras materias;
La
administración de los hospitales militares, del material de artillería, del de
Ingenieros , etc.
La
administración interna de los cuerpos del ejército; y la administración y
conservación de los cuarteles, fuertes y plazas de guerra.
La
administración de los establecimientos de remonta para la adquisición y mejoras
de las caballadas del ejército;
Y por
último, todo servicio administrativo del ejército.
El cuerpo del ejército se
compondrá de:
1 Intendente
General , Jefe superior del Cuerpo, con la categoría de General del
Ejército;
1
Subintendente , Interventor Contador General con la categoría de
Consul;
Comisarios de guerra de 1° clase ,
Tenientes coroneles: uno para la Intervención general, 2° Jefe de ellas, y
encargado de la mesa de ordenación
de pagos; uno para cada división del ejército; uno para cada plaza de guerra de
primer orden; uno para la Capital; todos encargados de la inspección de los
servicios administrativos y de las revistas de las clases militares en sus
respectivas jurisdicciones;
Comisarios
de guerra de 2° clase , Mayores, encargados de los negociados de la
Intervención general, uno para cada brigada del ejército y otro para cada plaza
de guerra de segundo orden;
Oficiales
Primero de Administración militar ; Capitanes, administradores de
provisiones, utensilios, hospitales, parques, maestranzas, establecimientos de
remonta, detalle de los Cuerpos, etc,etc;
Oficiales
2os de…., Tenientes 1os, pagadores, habilitados de los cuerpos,
encargados de los almacenes auxiliares
de negociado, etc, etc;
Y el número de escribientes, que fuese
necesario para completar el desempeño del trabajo material de las oficinas.
El cuerpo administrativo, tal como yo lo
concibo, debe ser compuesto de hombres inteligentes, honrados y laboriosos; la
organización debe ser tal que á cada momento pueda dar al Gobierno un estado de
las existencias de hombres, caballos, dinero, material etc, en los diversos
puntos en que se hallen.
Su unidad debe ser perfectamente armónica,
y tal que sus diversas partes obren de perfecto acuerdo y controlándose unas a
otras.
Todos sus procederes, como las ordenanzas
y reglamentos que le rijan deben ser escrupulosamente ajustados a la ley de
contabilidad de la Nación; estableciéndose un sistema de manejo de caudales
que, sin rebajar en nada la dignidad del Oficial, evite en cuanto se puede
preveer, los desfalcos y pérdidas para el tesoro.
La parte jurídica del proyecto la
sometería a la inteligente revisión del Dr. Posse, así como la corrección
general de estilo.
Este cuerpo en vez de producir gastos y
erogaciones al Tesoro no vacilo en asegurar que economizaría más de medio
millón de pesos, sin suprimir un solo
soldado. La llaga que corroe al ejército
argentino, y que ha desaparecido ya de los europeos, es el proveedor, é importa
á la gloria personal de V.E. y á la prosperidad del país que desaparezca de una
vez.
La decencia, las comodidades y
bienestar del soldado argentino no corresponden á los sacrificios que el país
hace; el proveedor contrata para ganar; su patriotismo y abnegación como tal,
son flores que estoy seguro V.E. no ha visto ¿ qué podrá exigirse á un Oficial
ilustrado y pundonoroso? V.E. lo sabe mejor que yo.
La base fundamental de toda administración
militar es una revista de comisario, exacta, general y simultánea en todo el
país.
Sus objetos principales son: 1° dar a
conocer al gobierno el número de hombres y caballos con que cuenta y las necesidades
que hay que satisfacer; 2° fiscalizar con exactitud la inversión de los bienes
públicos.
Puede decirse que España posee el
más perfecto sistema de revistas, y con ligeras modificaciones, exigidas por
las condiciones del país sería el que yo adoptara en mi proyecto. Su
----------, el servicio de provisiones tiene por base el pan, aquí es la carne
que se dá en cantidad excesiva y que, suprimido el exceso, y dándose otros
alimentos, el soldado estaría higiénicamente atendido con economía para el
Estado.
El servicio de utensilios,
(camas, combustible, alambrado, limpieza, etc.), es hora ya de establecerlo; el
soldado tiene de sobra con que pagárselo y él importa una notable mejora
material y moral.
El servicio de vestuario es por
demás sencillo por administración directa y muy económico.
El de hospitales debe hacerse
por administración allí donde haya enfermos para economizar gastos al Estado,
donde sea menor el número deben prestar este servicio los hospitales civiles,
en salas separadas, pagandoseles las estancias. El servicio de ambulancias en
campaña debe organizarse con toda perfección en tiempo de paz si ha de prestar
en la guerra un servicio satisfactorio.
Para la administración del
material de artillería, ingenieros, fábricas y parques, el sistema español solo
adolece del defecto de ser un poco complicado y de la dualidad de funciones
acordadas a los oficiales técnicos y a los de administración.
En los cuerpos del ejército la
administración esta hoy reducida a un ajuste de haberes defectuoso y a un peor
ajuste de raciones; para mi creo que cada unidad orgánica debe constituir una
familia, en la que la administración común de los caudales comunes también, dé
bienestar a todos, cree el amor a la economía, y dé al soldado, al concluir su
servicio, un pequeño caudal que le libre de la miseria, y cree a los cuerpos
fondos propios, con los que puedan hacer frente a los atrasos en las épocas de
apuro del Tesoro.
Nada más fácil de conseguir que
estos
propósitos por la comida en común por compañías a horas regulares, el
labrado en común, talleres de ropa interior, etc, que creen habitos de trabajo
en el soldado, librando al ejército del semillero de …… que lo rodea y
desmoraliza.
La distribución conveniente del
pr…del que por lo menos una parte se destine a economías, colocadas a
interés; el pago periódico y regular de
los haberes, contribuyen a formar soldados que tienen conciencia de su valor.
Tales son, Señor, los puntos principales que los límites de una
carta me permiten bosquejar.
La legislación administrativa
es del resorte en parte del Congreso y en parte del Ejecutivo. Por esto
dividiría mi trabajo en dos partes: una que podría llamarse “ Ordenanzas del
Cuerpo Administrativo del Ejército “ y otra “ Reglamentos de los servicios
administrativos militares”
La forma que yo daría al
proyecto sería parecida a la dada por el Doctor Velez Sarsfield al Código
Civil; es decir que cada artículo tendría un comentario razonado, explicando la
Doctrina, sus fuentes , concordancias, etc.
El material que necesitaría para este trabajo
es muy limitado, y lo pediría oportunamente al Gobierno.
Creo que podría hacer este
trabajo en un año, trabajando seis u ocho horas diarias; lo dividiría en partes
que pudieran ponerse en práctica también gradualmente.
Tal es, Excmo Señor, lo que
me proponía exponer a V.E. verbalmente y lo que ahora le propongo; suplicándole
que si lo cree útil y necesario me lo diga para poner mano a la obra; si bien
desearía previamente conocer las miras personales de V.E., por lo menos en las
bases principales de cada servicio, las que no tendría inconveniente en ir a
recibir personalmente, así como las instrucciones que tuviere a bien darme , o
las que el Señor Ministro de la Guerra me enviase.
Una vez establecido un tal
sistema de administración en el ejército fácil sería estenderlo a la Armada.
Desea a V.E. toda suerte de
prosperidades. S.S.S.
Bibliografía
Berenguer Carisomo, Arturo. España en la Argentina
Buenos Aires, 1953
Biagini Hugo, Intelectuales y políticos españoles a comienzos de la inmigración masiva.Centro Editor de América Latina. Buenos Aires, 1995.
Bialet Massé, Juan Autobiografía incluída en Juan Bialet Massé , Precursor de la regulación de las condiciones de trabajo. Vida y Obra. Huber, N. Alción Editora. 2007
Bialet Massé, Juan. Informe sobre el estado de las clases obreras de la República Argentina. Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, La Plata , 2010.
Bialet Massé, Juan correspondencia dirigida al Pte. Julio Argentino Roca 10 /11/1881
De Marco, Miguel Angel. Dos escritos juveniles de Estanislao S. Zeballos Temas de historia argentina y americana. Biblioteca digital de la U.C.A 2009
Fontana Ortega, Esteban. Semblanza Histórica del Colegio Nacional de Mendoza
García Castellanos, Telasco . Sarmiento , su influencia en Córdoba. Academia Nacional de Ciencias. 1988.
La Prensa, 20/11/1873
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Centro de Estudios e Investigaciones Históricas. Cuyo Mendoza
Páez de la Torre, Carlos. Nicolás Avellaneda. Una Biografía. Planeta, 2001
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Ediciones Centro de Estudios , 1972
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Zeballos , Estanislao S. La conquista de quince mil leguas. Establecimiento Tipográfico a vapor de La Prensa. Buenos Aires, 1878
Agradecimientos
Biblioteca Nacional Mariano Moreno
Archivo General de la Nación
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Agradecimientos
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