miércoles, 25 de julio de 2012

LOS ANCESTROS AFRICANOS DE SARMIENTO (Y LOS MIOS TAMBIEN)MAS ALGUNAS CUESTIONES SOBRE NUESTRA IDENTIDAD


                                         

“Qué es la América? ¿ Es acaso esta la vez primera que vamos a preguntarnos quiénes eramos cuando nos llamaron americanos y quienes somos cuando argentinos nos llamamos.
¿Somos europeos?  _¡ Tantas caras cobrizas nos desmienten!
¿Somos indígenas? _  Sonrisas de desdén de nuestras blondas damas nos dan acaso la única respuesta.
¿Mixtos? _ Nadie quiere serlo, y hay millones que ni americanos ni argentinos querrían ser llamados.
¿Somos Nación? ¿ Nación sin amalgama  de materiales acumulados, sin ajuste ni cimiento?
¿Argentinos? _ Hasta dónde y desde cuándo, bueno es darse cuenta de ello.”
Domingo F. Sarmiento
“Conflicto y Armonías de las Razas en América” - 1883

“Somos indios, somos españoles, somos negros, si quereís, pero somos lo que somos y no queremos ser otra cosa”
Manuel Ugarte
Del Discurso pronunciado en la Asociación de Estudiantes de Caracas, el 13 de octubre de 1912.


           En “Recuerdos de Provincia” (1850), Domingo Faustino Sarmiento , parece ocuparse de su genealogía, y siguiendo una línea ascendente que parte de su madre, Paula Albarracín, se remontará hasta un jeque sarraceno, llamado AL BEN RAZIN, quien en el contexto de la ocupación musulmana de la Península Ibérica, fundó una familia y conquistó una ciudad a la que dio su nombre, siendo que ALBARRACIN, tal su actual denominación  en la provincia de Teruel (España), solo constituye una derivación de éste.

Alcázar de Albarracín
(www.aragon.es/estaticos/.../02%20Taifa%20musulmana.)
           

                 No obstante que Sarmiento atribuyera su fisonomía “completamente árabe” al citado y lejano ancestro, lo cierto es que su verdadero origen se encontraría mucho más vinculado a los beréberes del Africa del Norte  que a los árabes con quienes creyó relacionarse. Ocurre que , como bien señalara el Dr. Bosch Vilá, eminente catedrático  Numerario de Historia del Islam de la Universidad de Granada, “La historia islámica de la península es, en una parte nada despreciable, una historia de los Beréberes y de su intervención en el continente europeo”

             Al mando del liberto TARIQ b. ZIYAD, tropas compuestas por unos 12.000 beréberes – entre los cuales se contaban aquellos que eran mestizos de negros en virtud de los contactos establecidos con las tribus del Africa Subsahariana Occidental- y de un escaso número de elementos árabes ocuparon  la Península Ibérica en el siglo VIII. Este pueblo beréber ,  había sido islamizado por vez primera entre los años 640 y 705, poco antes de emprenderse la conquista de la Hispania , y puede decirse que su territorio abarcaba  lo que hoy es Tunez , Argelia, Marruecos , el Noroeste de Libia e incluso Siwa en Egipto.

                        Por otra parte, el estudioso Atgier ha sostenido que lo beréberes procedían originariamente de Europa siendo posterior su establecimiento en el Africa septentrional, como sea , lo cierto es que el geógrafo e historiador , Beltrán y Rozpide entendía que “ eran blancos, y al mezclarse …resultó una población en la que había y aun predominaban los individuos de color moreno obscuro; á todos denominaron moros los romanos.Si entre griegos y romanos moro equivalía á «negro», en la lengua de bereberes negro se decía y se dice berik. En varios dialectos de esas gentes el masculino plural se forma con el prefijoi] iberik, pues, significa «los negros,» En otros dialectos seprescinde del prefijo, y berik es lo mismo en plural. Sí en estevocablo suprimimos la terminación ik, que adjetiva, así como ico en ibérico, y se dobla la radical ber—lo que es bastante comúnen los idiomas del Norte de África—obtendremos la vozberber. Resulta, pues, que moro, ibero y beréber indican…un mismo pueblo primitivamente negro, que se ha ido modificando por mezcla con otros que sucesivamente fueron invadiendo el país.”

                 A pesar de la escasa valoración que los estudios históricos parecen haber dado al componente beréber en la conquista del territorio hispano, los beréberes continuarían expandiéndose e incluso en algunos casos, aventajando en número al elemento arábigo.

              “Sabidas estas victorias en Africa, fue tanto el número de Africanos que creció en España que todas las ciudades y villas se hincheron dellos, porque no pasaron como guerreros sino como pobladores con sus mujeres e hijos, en tanta manera que la religión, costumbres y lenguas corrompieron, y los nombres de los pueblos , de los montes, de los ríos y de los campos se mudaron”, se lamentaba Luis del Mármol Carvajal, un historiador español de fines del siglo XVI.

                 Entre los grupos beréberes que pasaron a la Península Ibérica en el siglo VIII, puede contarse el de los “HAWARA” , del tronco de los Botr y al cual pertenecía la familia de los BANU RAZIN. Los asentamientos correspondientes a esta comunidad Hawara son reconocibles porque al comienzo de sus respectivas denominaciones aparecen los prefijos banu o beni  y su presencia se esparció por el centro, sur y este de la Península, siendo que en lo que a la familia de los BANU RAZIN atañe, ésta se posicionó  en el macizo ibérico entre Teruel y Cuenca , con el propósito de defender las fronteras  de lo que se conocía como “Al-Andalus” , es decir, el territorio que efectivamente estuvo bajo poder musulmán.

                 Será Bosch Vilá nuevamente quien señalando que los Hawara fueron uno de los primeros grupos beréberes establecidos en estas tierras fronterizas de Al-Andalus, describe a una de sus fracciones, los BANU RAZIN, como una familia “numerosa y rica” y que ocupando “castillos al sur de la actual provincia de Teruel llegaron a constituir en Santa Mariya al-Sarq (Santa María de Ben Razin ) , una dinastía taifa…”

                  Los HAWARA o HUARA o HOUARA , habían habitado antiguamente el Fezzan Libio y conforme a los estudios realizados por el francés Charles Foucauld , el término “HUARA” debe asociarse con el vocablo “AHAGGAR” (tuareg noble). Posteriormente emigrarían hacia la costa del Norte de Africa , pasando a dominar a las  antiguas poblacionesque allí se asentaban e integrarse étnicamente.  Y hay más, en 1950, cien años después de la publicación de “Recuerdos de Provincia”, se traducía al español “Historia de la España Musulmana hasta la caída del Califato de Córdoba” , obra del prestigioso islamólogo franco-argelino, Evariste Levi Provencal, sustentando asimismo, el citado origen beréber de los BANU RAZIN.




Domingo Faustino Sarmiento




                           Sí, en la visión de Bosch Vilá, las “inestimables páginas que enriquecen el caudal de la literatura y de las ciencias árabo-islámicas” son testimonio del legado de algunos reinos taifas, como lo fue el constituído por los Banu Razín; el elemento beréber en general, dejó visibles huellas en lo antropológico y en lo linguistico , del mismo modo que en lo genético y cultural y, tal como lo sostiene el mencionado autor, al producirse su expulsión de España  - entre 1611 y 1613- los hubo que , “escondidos o de modo fraudulento fundidos con la población española, seguían llevando, cada vez menos sangre beréber en sus venas y se desplazaban , de forma humillante, a las nuevas tierras de América “. Por ello no resultará  sorprendente ni casual que Cristobal Albarracín,el primer ancestro de Sarmiento, establecido en territorio americano , hubiera arribado aquí , precisamente al iniciarse el siglo XVII.

                         A nada relacionado con esta impronta beréber se hará mención en “Recuerdos de Provincia” pero su autor, sí rememorá , en cambio, que estando en Argel se sintió halagado al ser confundido como un árabe. ¿Resulta esto creíble? Habría que forzar mucho la imaginación para que así fuese. Dejando a salvo la suposición que con ello conseguía molestar a los españoles, bastaría conocer , en todo caso, en cuánto de la influencia “árabe” cifraba Sarmiento el atraso de una España que en su perspectiva continuaba viviendo en plena Edad Media a pesar de hallarse ya a mediados del siglo XIX.

                           "El español de hoy es el árabe de ayer, –escribe el Sarmiento de "Viajes  en Europa , Africa y América" (1847) , renegando de aquello con lo que se creía emparentado frugal, desenvuelto , gracioso en la Andalucía, poeta y ocioso por todas partes; goza del sol, se emborracha poco, y pasa su tiempo en las esquinas, figones y plazas. Las mujeres llevan velo sobre la cara, la mantilla, como las mujeres árabes. Se sientan en el suelo en las iglesias, sobre un tapiz ó alfombra con las piernas cruzadas a la manera oriental. En todo el mundo cristiano lo hacen en sillas, en Roma incluso. Los hombres llevan la faja colorada de los moriscos;  los andaluces la chamana, los valencianos la manta y las gabuchas; los picadores conservan los estribos; y el gobierno de los Capitanes generales, cadies  absolutos de las provincias que se entrometen en hacer  justicia a la manera de Aroun-al- Raschid. Rézanse tres oraciones al día, en contraposición a las tres plegarias enunciadas por el Muhezzin…"

                            Sabida es la admiración que Sarmiento profesaba por los Estados Unidos y menos conocida la poca estima en que tenía a Nueva Orleans, ciudad portadora de un importante elemento hispánico en su composición poblacional. Bien, es precisamente desde este lugar donde un periódico español titulado "La Patria", decide responder a los ataques que Sarmiento hiciera a la literatura española, negándole valor alguno. "La Patria", dirigida por Victoriano Alemán y Eusebio J. Gomez, daba la bienvenida por 1850 a quien poco después pasaría a integrar aquella dirección, reproduciendo un artículo en el cual el estadista, diplomático y periodista , Jose Antonio de Irisarri,  en una clara referencia a Sarmiento y sus consabidas acusaciones al legado hispano, se animaba a contestarle: 

                      "Conviene al interés de la América española que se conozca la literatura de la nación que dio su lengua y sus costumbres a tantos millones de hombres, para que se destruya la falsa idea que han querido generalizar entre nosotros algunos escritores ignorantes, de que en España no hay libros que leer. Y ahora recuerdo , que no ha muchos años que un escritor argentino en Chile, queriendo convencer al público de la conveniencia de adoptar un nuevo sistema de ortografía, que en nada se diferenciaba del que usan los carreteros en Andalucía, sostenía que no se había escrito en español una obra que mereciese la pena de leerse, pero lo que consiguió este ortógrafo moderno fue demostrar que ignoraba completamente el español y todo lo que tenía que relación con la España”

                        Paradójicamente al atacar a Sarmiento de este modo, Irisarri terminaría concordando con él en cuanto a denostar al sur de España que era donde más evidentes se habían hecho , a lo largo de 800 años de dominación, los rasgos de la cultura árabe y beréber.




            En “Recuerdos…”, Sarmiento cuenta que una tía suya, “casi mendiga”, ofendida  al no ser saludada en su paso por las calles y atribuyendo esta omisión a su pobre condición,  alegaba que seguramente el sujeto en cuestión tendría entre sus ancestros algún zambo o mulato. Esto además de otros prejuicios de su pariente respecto a los “hijos de Mahoma”,  lleva a su sobrino a concluir que poca gracia le hubiera hecho el enterarse de esta procedencia arábiga que él creía haber descubierto en su familia.

                    Del mismo modo que no es fácil darle credibilidad al sentimiento de satisfacción que este origen produjera en el espíritu sarmientino, sí en cambio, es factible ver un reproche en la alusión a los prejuicios de su tía Albarracín. Por el contrario y aunque sin  lograr dejar de lado las teorías racistas que siempre mostró seguir , Sarmiento, se ocupa de dejar constancia de su admiración al mulato, al punto de acusar de injusto el término mismo que así lo designa:
                 “El mulato se levanta en el Brasil amenazando vengar  bien pronto las injurias hechas a su tostada madre. Raza útil que conserva la sangre ardiente del Africano, templada para bullir bajo los rayos verticales del sol; al mismo tiempo que la organización de su cráneo lo liga a la familia europea. Dumas, Heredia, Petión, Barcalá, aquellos hombres notable brillan por las artes, la música , la poesía y las ciencias médicas” (Viajes en Europa, Africa y América”1847  )…”Mulato trae su origen de mula – exclamaba  indignado Sarmiento en un artículo publicado por julio de 1842 en El Mercurio- mezcla de dos razas distintas que producen entre el caballo y el burro la mula, y entre el hombre blanco y la mujer negra el mulato. Ya verán nuestros mulatos todo el honor que les han hecho los caballeros que inventaron la palabra”





D. F. Sarmiento
Caricatura publicada en "El Mosquito", 1870.
                       Se ha sostenido que su “defensa” del mulato lo fue solo en tanto y en cuanto este se hallaría en lo que para Sarmiento era un “vrituoso” proceso de blanqueamiento y por otro que se sentía identificado con ese progreso – en clave republicana- experimentado por alguien , que viniendo de un hogar con escasos recursos económicos, cómo a él mismo le sucediera, había podido superarse por sus propios méritos. Puede ser acaso, por qué no, que como en un espejo , hallara en el mulato inconfundibles semejanzas. Al menos así sería caricaturizado entre 1870 y 1882, y ya no podría ignorarlo.

                     “El Mosquito” , un popular periódico satírico, no vacilaba en representarlo acentuando sus rasgos más típicos y enfocándose en la prominencia de su labio inferior así como en otros aspectos fisonómicos suyos.  Son imágenes que de modo elocuente lo muestran como un “mulato” para no hablar de la que aparece como un mono al lado de su admirado Darwin, en un alarde xenófogo que nada tenía que envidiarle a muchas expresiones del propio Sarmiento.





D.F. Sarmiento leyendo un discurso en honor a Darwin
Caricatura de "El Mosquito" , 1882.

                                 Otro vivo ejemplo del prejuicio racial imperante contra los mulato es observable en la Córdoba de fines del siglo XVIII e inicios del XIX. El hecho de que, por 1778,  el 60 % de la población de la provincia correspondiera a indios, negros, mestizos y mulatos llevó al reconocido historiador Emilio Endrek a deducir que fue en la campaña cordobesa donde “las relaciones sociales no encontraban tantas barreras infranqueables como en el núcleo urbano”, asegurando que “debemos aceptar –salvo alguna otra explicación- que los habitantes de la campaña se habían blanqueado muy rápidamente, lejos de la aristocracia ciudadana, tan meticulosa en lo que genealogía se refiere. Muchas familias “pardas” de la campaña se convirtieron en “blancas” a pesar, muchas veces, del tono bronceado de la piel, resabio ineludible de la pigmentación africana”

                         Corre ya, 1883 y Sarmiento se ocupa de narrar lo acontecido por 1870 cuando en su carácter de Presidente de la República, asistió a la primera Exposición de la Industria Nacional, celebrada en la ciudad de Córdoba. Allí fue sorprendido por un reclamo efectuado por un grupo de artesanos que conformaba la llamada “Cofradía de los Negros”. Tratábase de una disputa que versaba sobre el tamaño de la imagen de la Virgen. La que debían portar los reclamantes –pertenecientes a la orden tercera del Rosario- era considerablemente más pequeña que la que llevaban los de la segunda orden, formada por blancos. Según el relato, Sarmiento llega casi al  sofocamiento y enfurecido no dá crédito  a lo que le esta sucediendo, esto es, que se someta su espíritu profundamente anticlerical a cuestiones no solo religiosas sino también a cuestiones completamente ajenas a los asuntos vinculados al “progreso” del país que allí lo convocaban. Es entonces que intenta explicar las razones de su desconcierto tanto como las verdaderas causas que motivaron al grupo señalado a solicitar su intervención en el citado litigio, y lo hace reclamando “ ponerse en el lugar del Presidente…que cuando esperaba una petición digna de un pueblo en que tan costosas innovaciones acumulaba, oir estas quejas de sacristía, sin saber, si reír a carcajadas y humillar más a quellas buenas gentes, o estallar , como le venían ímpetus, en gritos de indignación contra la superstición que había a ese grado falseado el ideal de las aspiraciones humanas, reduciéndolo al tamaño de imágenes o figuras de madera tras las cuales se mueve la muchedumbre estólida”. Así además de indicar la incompatibilidad de la situación que afectaba a estos artesanos-cofrades con la igualdad que la Constitución aseguraba a todos los ciudadanos, entiende Sarmiento que lo que verdaderamente les ocurrió es quetuvieron vergüenza sin duda de decirle al Presidente que la cuestión de las vírgenes disimulaba la de las razas, la de nobles y plebeyos, la de los blancos , y los negros o mulatas”


                         “Ya no quedan negros en Córdoba-afirmará- pero en los documentos y tramitaciones de las ordenes, y de los frailes se llama la tercera orden; la orden de negros y mulatos y por abreviación de negros hasta hoy” , aclarando que la segunda orden estaba compuesta por blancos “llamados los nobles”  en tanto que la tercera orden estaba compuesta por los esclavos del convento, “negros en su origen,  ambos mulatos cuarterones, hasta que viniendo  la libertad de vientres  se disolvieron por la libertad, los ranchos de los conventos...El Congreso de 1813 emancipó a los ya mulatos conventuales y la Guerra de la Independencia se hizo con  el concurso de la sangre africana. Bustos (también mulato, conforme a la crónica sarmientina) deserta del Ejército de la Patria con dos batallones de negros. Al fin el color desaparece; la mulata cordobesa se eclipsa- parece celebrar el autor-;  y la igualdad se establece en las costumbres civiles. Solo  la Iglesia mantiene la división de castas , con dos cofradías, con dos vírgenes que mantienen la superstición de la forma”

                              Si tal como lo dejara expuesto en los anteriores párrafos transcriptos de “La Escuela Ultrapampeana”, ya no quedaban más negros, la causa real habrá de hallarse en aquello que contribuyó a provocar su brutal exterminio, pero mulatos siguió habiendo y muchos, no obstante la insistencia de Sarmiento en negar su perdurabilidad y el entusiasmo puesto en aquello de que si “el color  desaparece”,  seríamos todos iguales...de blancos.

                             Así y en una clara manifestación de lo podría leerse como parte de un ascendente proceso social, los mulatos lograban visibilizarse en importantes acontecimientos de la Córdoba urbana que venían teniendo lugar en los inicios del siglo XX. Tal, lo que refiere Juan Bialet Massé en su “Informe sobre las Clases Obreras de la República Argentina” (1904), advirtiendo que, aunque con contramarchas, venían dándose algunos avances en aquella provincia:

                           “¡Hay tanto ciego y desmemoriado que ven que si los modos característicos se conservan, las figuras se  van cambiando! En elúltimo de los grandes bailes a que asistí, una niña me decía:- ¿No ve mi viejo? Cuanto mulato en el club, en el teatro, en todas partes invaden.
_ Es, niña, le contesté , que el que se mueve  avanza, y el que se estaciona queda  tan atrás, que no se le tiene en cuenta...Estos ocuparon el lugar de los flojos y los vencidos”

                           La observación de Bialet sobre el favorable cambio operado parecía venir a concretar los anhelos expresados por Sarmiento, mucho tiempo atrás, al reclamar, en el antes citado artículo del periódico El Mercurio, que había llegado el momento de “avergonzarse de que el plebeyo,el mulato con talento, con virtudes, sea despreciado y mantenido en una inferioridad inmerecida”


                                   A la apuntada coincidencia de pareceres, impugnando la discriminación padecida por los mulatos, se sumaban, en el caso, relaciones de parentesco entre ambos. Juan Bialet Massé, estaba casado con una pariente del autor de “Recuerdos de Provincia”.Su esposa, Zulema Laprida, hija de Amado y de Tita Brihuega Albarracín compartía con Sarmiento un ancestro común en la persona de Juan Albarracín y Pereira, siendo este último, a su vez, un descendiente directo del anteriormente nombrado Cristobal Albarracín, el primero de la familia en llegar a estas tierras al principiar el siglo XVII.

                            En 1973, a casi cien años del establecimiento en el país de mi bisabuelo paterno, Juan Bialet Massé, uno de sus nietos sería magistralmente caricaturizado por el inigualable trazo de Hermenegildo Sabat. De nuevo, entonces, vendrían a aparecer  los rasgos pronunciados de la boca y el labio inferior sobresaliente, ese lugar donde , acaso, la impronta beréber de los Albarracín había decidido quedarse para continuar emergiendo una y otra vez como marca indeleble... Se reiteraba así, aunque renovado,  aquel perfil que en la particular visión de los cronistas españoles del siglo XVIII , sería lo opuesto a lo que podía considerarse su ideal de lo “correcto”.



Alejandro Díaz Bialet
Caricatura de Hermenegildo Sabat, Clarín, 1973.
                      En “Unamuno y Sarmiento”  ,el escritor, político y periodista , Dardo Cúneo se propuso abordar el replanteo identitario al que se circunscribió la Generación del 98´ español, en el marco de la crísis político y económica por la que atravesaba su país. En esas circunstancias, varios de sus integrantes buscaron conocer los rastros dejados por una raiz africana en la formación de la sociedad ibérica.

                      Entre otros, fue el portugués Oliveira Martins quien señalando una época muy anterior a la de la conquista musulmana, refiere que los primitivos habitantes de España tuvieron el mismo origen que los del Africa septentrional, pudiendo observarse pruebas de ello tanto en la dolicocefalia común como en el cotejo de los monumentos megalíticos del terciario español con los africanos. De acuerdo a esto ,  sería entones  posible hablar de un doble mestizaje. El primero de ellos , con su correspondiente integración cultural habíase producido en épocas antiquísimas y en una España transitada por tribus beréberes norafricanas; el segundo originado en los amancebamientos y uniones entre los conquistadores españoles con las mujeres de diversas etnias  originarias de este continente es tributario del primero , en tanto y en cuanto, este lofacilitó y aceleró al constituirse en la causa por la cual los españoles no hallaron grandes diferencias entre ellos y las mujeres del territorio conquisto en lo que hace al color oscuro de su tez, su talla o constitución ;como tampoco parecen haberla hallado, a la luz de la progenie de zambos y mulatos , habidos con las esclavas  traídas a un continente que en eras pasadas estuvo unido al de Africa, tal como lo han sostenido reiteradamente estudios geológicos sobre el tema.


                     Esta antigua unidad de Africa y América no fue una cuestión ajena a Sarmiento. De hecho, llegó a plantearla al aludir a la posibilidad de una América que en tiempos prehistóricos estuvo “ desprendida de Europa y Africa por desgarramiento y separación, en dos partes, de un viejo continente común”  y a la que “aproximando en espíritu aquellas dos hojas se haría fácilmente convenir la parte convexa del Africa con la cóncava de América”.

                    Algo similar ocurriría entre la costa sur de España y la del norte de Africa, favoreciendo que la ocupación musulmana y su posterior expansión, con su componente árabe y beréber, se limitara en definitiva, a retomar caminos que resultaron ser tan naturales como familiares a los efectos de su tránsito, tal como oportunamente lo ha hecho notar el autor de “Sarmiento y Unamuno”.






                           Conflicto y Armonía de Razas en América” (1883) , obra donde queda señalada la ya citada y remota unión de ambos continentes fue el fruto tardío de un Sarmiento que ingresaba en la etapa final de su existencia. Es algo sabido que no gozó de lo que puede reputarse como una buena recepción siendo absurdamente más criticada por hacernos saber  que no somos europeos que por el tono acusatorio que usó para culpabilizar al mestizaje de la “América Española” de males del país que si bien, se creían conjurados, los hechos venían demostrando que ni la Constitución sancionada en 1853 había logrado rescatarnos, y según su autor, la situación empeoraría al vernos cada vez más alejados de parecernos a un país civilizado y republicano cuyo ideal  se encarnaba en los Estados Unidos.

                 Allí y de un modo contradictorio, al mismo tiempo que insistiría en la necesidad de una inmigración , que en remedio de los males señalados, vendría a seguir nivelando culturalmente a la población; por otro lado, daba cuenta de las grietas que parecían desmentir las excesivas esperanzas y bondades atribuídas a un proyecto inmigratorio del que era, sin duda, su principal promotor: “desgraciadamente, los emigrantes afanosos por mejorar de condición y enriquecerse –dolíase Sarmiento- mal preparados como vienen para la vida , por no haberla ejercitado en sus propios países, agravan el mal, al parecer lejos de remediarlo” Algunos años antes, por 1878, había escrito que “cada extranjero que de veinte años aca se ha establecido en el país, y se siente feliz, ignora que hace treinta hubo un argentino que hizo de la inmigración su objetivo como base del desarrollo”,  a lo cual agregaba una observación suya sobre lo que interpretaba como un obvio proceso de desnacionalización, lamentándose que “de la fiesta de San Martín se apoderaron los italianos, los españoles reclaman se quite de la canción nacional lo que no les place, en su carácter de españoles que no quieren ser argentinos…”

                 Con estos y otros antecedentes, Sarmiento concluye explicándose lo descripto nada menos que por Estrada, y se ocupa de citarlo con las siguientes palabras: “Vive dice, la sociedad de Buenos Aires, de preocupaciones ajenas, extranjeras; de hábitos imitados, extranjeros: de lenguas e idiotismos, extranjeros;  del mercantilismo , extranjero…del materialismo, extranjero”

                  Finalmente admitirá coincidir con su conocido adversario al afirmar : “Así  es claro el pensamiento, Estrada ha dado en el clavo, esta vez y no en la herradura. El mercantilismo es una religión como cualquier otra, y a falta de Dioses espirituales se adora la materia. El sol  y el oro son dos generadores del mundo: el sol produce vacas, animando la vegetación , el oro las compra y dá lugar al agio sobre todo que es un culto , con sus ceremonias que absorben todas sus facultades. El Banco es la Patria”.

                    Sarmiento reniega aquí del porteño aquel que en vez de decirse argentino, haciendo carambolas con el antepasado que más a mano encuentre, se pone a exclamar “con énfasis: ¿Soy inglés, eh! ¡francés, eh!  Le molesta profundamente que ello acontezca cuando la República Argentina tiene una ley de naturalización calcada sobre la del padrón de los Estados Unidos, país donde a ningún extranjero se le ocurriría decir “golpeándose el pecho: ¡ Yo soy inglés, soy italiano o soy sueco! “ sencillamente porque “tales ideas no pasan allí por la cabeza de nadie sino cuando esta borracho o atacado de nostalgia”

                      Sarmiento, polémico, renegado, contradictorio, el que  -al decir de Alberdi- “detesta la sangre cuando no es el quien la derrama”, “aborrece los golpes de estado cuando no los da el mismo”, y hasta proclama “No se matan las ideas” solo “cuando son las suyas pero es un troppman para las ideas de los otros…” Es ese mismo Sarmiento desencantado ante los resultados que arrojara la política inmigratoria que tanto hubo de alentar junto a otros de su generación, quien en una suerte de reconocimiento implícito de este fracaso, parece dar marcha atrás e indagando en nuestra identidad, se formula la pregunta acerca de si somos mixtos, y son tristemente todavía muchos los que actualizando su propia práctica renegatoria parecen responderle con un “NADIE QUIERE SABERLO”.



D.F. Sarmiento


Bibliografía:

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BELTRAN Y ROZPIDE, RICARDO  Vascos, íberos, moros , bereberes. 1906 www.cervantesvirtual.com/obra/vascos-beros-moros-bereberes-0
BIALET MASSE,JUAN  Informe sobre el estado de las clases obreras argentinas 1904 
BOSCH VILA,JACINTO  La berberización de Al -Andalus 1976
CUNEO, DARDO Sarmiento y Unamuno 1946 Edit.Poseidón
ENDREK, EMILIANO  El mestizaje en Córdoba 1966 Univ. Nac. de Córdoba
GARRELS, ELIZABETH  Sobre indios, afroamericanos y los racismos de Sarmiento  (http://web.mit.edu/fll/www/publications/images/Garrels-RacismosSarmiento1997.pdf)
LEVI PROVENCAL, EVARISTE  Historia de la España Musulmana hasta la Caída del Califato de Córdoba. 1950
MORENO, B.F  Distribución y asentamientos de tribus beréberes (Imazighen) en el territorio emeritense en época emiral (S.VIII-X)
RODRIGUEZ GALAN, MARTA B.  La conceptualización de la cultura en la obra de Sarmiento e implicaciones en su política educativa http://www.ucm.es/info/especulo/numero29/sarmient.html
SARMIENTO DOMINGO FAUSTINO  Obras digitalizadas en:
www.archive.org › ... › University of Toronto - Robarts Library
Recuerdos de Provincia (1850)
Viajes en Europa , Africa y América (1847)
Conflicto y Armonía de Razas en América (1883)
y Volúmenes I, XXXVI, XXXIX, XLVIII
SHAMSUDDIN ELIA , RICARDO HORACIO Reconstrucción historiográfica de las señas mudéjares del gaucho http://dergiler.ankara.edu.tr/dergiler/19/1268/14600.pdf
UGARTE, MANUEL Discurso pronunciado en la Asociación de Estudiantes de Caracas , 13 de octubre de 1912.
VERNET JUAN en La Invasión Arabe en España  www.robertexto.com/archivo19/invasion_arabe.htm



















































































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