jueves, 21 de marzo de 2013

LA HAYA - JOSE MARIA CESAR

       

                                                             

kikriiick

      Como un lápiz que anda de filo,               
en la pizarra de la sombra
chirriando, escribe la voz del grillo
de las estrellas una historia...   
       Y las estrellas pulcras, se erizan
todas nerviosas como novias...
Con su voz tiple de eunuco cuenta
y recuenta el grillo, andando a saltos, 
sus odaliscas, las violetas,
y en voz baja háblales de un nuevo rapto...
       Y las violetas como aterradas,
a espiar se empinan sobre el pasto...
        Cual harmonioso asceta-snob,
mientras glosa áticos evangelios,
el grillo hermano de Pierrot
de su amor llora los recuerdos...
y la luna toda extática
se hace más lívida en los cielos...

JOSE MARIA CESAR


"Este libro que creo y quisiera sea
el último, lo dedico a los niños de 
provincia, sabios en hacer cuentos 
como cualquier tarambana de metrópoli"







" Que tanto predicar doctrinas para ser
bienaventurado o ser ángel; enseñar a 
ser hombres, polvo sagrado de la Tierra
hostias del cáliz de la creación...es lo que se debe."
("Simples Motivos", intro)




                        "Pobre Niezstche!  quisieron enlodarle de decadencia diciéndole anormal, como si el hecho de volverse loco fuese cosa menos natural que venir a ser gringo para la canalla, simplemente por trasponer un límite accidental de la patria.
                         Pobre Niezstche! estoy seguro que era noble y santo como fue exquisito y soñador…

                Superarse!                  
Unica norma, único deber, única religión.
                                   Superarse!
Unica subyugación, único ideal, única obra sin fin. Si los hombres dicen que no te comprenden, no te importe, no te mortifique, no vuelvas. Su orgullo está en ser hombres como los hombres, y tu razón es ser hombre como tú mismo. No hace al caso que tu lenguaje o tu razón sea más o menos allá, que el o la de las otras criaturas; aunque fueras una extraña cosa, al hombre su presunta elevación le manda estudiarte y conocerte; tu no puedes ser más que producto  de su reino ni estás fuera de la Naturaleza siquiera. Que te sepan; pero no preguntándote porqué te faltan los ojos que él tiene, sinó viendo porqué tienes los ojos de los que él carece; no, interrogándote porqué das flor aquí y porqué hojarasca allá, porque si quisiste ser árbol, tu rama misma no tiene que ver adonde apunta ni como abunda; y si escrutan y no hallan o encuentran demasía, déjalos confundirse neciamente, que el gato con cuatro pies ya es un gato y un diablo de siete suelas no es otra cosa que un diablo…y tú serás tú con o sin ellos; y de cualquier modo un simple instante tuyo ya es una verdad.
                        Superarse! Superarse!...
                        No reparar en la víbora engañosa que nos rastrea (y en los tiempos de sequía las alimañas se hallan cerca de la fuente donde beben las aves del cielo y juegan pececitos tornasolados, con la lenguita rosa de la ovejuela exangüe); no atolondrarse por el vuelo del águila que como una tentadora mano de la noche nos quiere calmar sobre la frente de la fiebre que nos esfuerza y nos ilumina. Superarse! Superarse! La cumbre es bella pero es más bello su camino. La cumbre es alta, pero en la más alta cumbre está el principio del más atroz descendimiento, y en la menor ascensión todavía, nos siguen arrastrados los ojos del mundo…después! Superarse ¡ Superarse…tal es el grito de poder de la Belleza; tal es la dulce victoria sin porvenir sobre el Porvenir, tal es la charanga sin par que alienta en  los pies de Zaratustra.
                             …me confirmo en que con razón desde niño creí que mi elemental naturaleza podría ser un hijo de Nietzche, y así es, como ahora mi boca suspirante se siente feliz como aquel infante, de saber que el agua que lleva en su copa es aún aquella en que bebió su alegría primera. Gozoso tan ligeramente como un río que en vez de ir a se acabar a la mar por ley de comunes corrientes, volviese a parar en la vieja fuente de su efusión…”   
                                                                           José María César

(La Haya , 1915 , Imprenta Argentina de Vicente Rossi, Córdoba, pags. 144/5)





MI EVANGELIO


      Mi humanidad esta en ser imperfecto ni super humanidad en serlo con orgullo; mi corazón, en ser salvaje; mi inteligencia , en ser sincero; mi inocencia, puede ser una honradez con mi idiosincrasia; mi ambición, aquella serenidad, sin astucia, que me adelanta en el camino de la sabiduría y que abstrayéndome en su paso se fecunda.

      En el mundo debemos ser solo una sombra más; la verdad nuestra debe guardarse en lo más hondo, pero como en una pirámide de cristal…


     No busco justicia, ni siquiera bondad.


      Ser bueno por uno mismo es hacer su felicidad terrena; serlo por el mundo es perder el tiempo lamentablemente. Erraría quien me pensara desprovisto de mal; aún más lo necesito…

      El orden no es el bien.

      El desorden del espíritu no es ninguna locura; del desorden sublime del caos salió el Universo; del orden del Universo no saldrá nada. En el caos estaba la mente de la creación. Dios nunca será más dios en la creación que lo que lo fue en el caos.

      Para mí el mundo vale tanto como yo mismo; la balanza social es para mí una tabla de logaritmos como cualquier otra; los valores no alcanzarán núnca lo infinito; su signo algebraico lo ha dicho en la expresión de torcimiento de la impotencia.

        Hay que pensarse un dios para ser un hombre; no importa que haya necesidad de pasar por loco o por cruel, los hombres no pueden juzgar lo mismo que la divinidad y ni siquiera es ser malo con ellos el conservar rudamente la salud mental ¿ es acaso malo un rosal por tener armadas sus rosas de más lanzas que un caballero de leyenda?  Sabiendo del propio derecho es como se reconoce mejor el ajeno. Los cantos nacen del corazón de espinas de los nidos; los perfumes del vaso herido de las flores; de los follajes suaves y cuidados solo nacen flores de pompa.

         Estoy convencido de que el bien no existirá en la Humanidad hasta tanto el mundo no sea el corazón de Dios, pero ésto no será más; la vida terrenal en una marchitez de la eterna; la obra esta hilvanada de muerte, si el ídolo no esta purificado, aislado de eternidad, mala será la religión, el dios que se ha retratado en cada uno de nosotros (su imagen y semejanza) y aún no lo ha hecho a la perfección, no es Dios; cuando más, es un dios del tiempo; así por una autoadulonería que equivoca a sus creyentes es que no podemos probar a divinidad que llevamos adentro de una tosca forma.

         Indicaría para salvar en algo los inconvenientes este principio: La belleza moral debe traslucirse, traducirse al menos, efectiva, fidedigna, positivamente, en una indiscutible belleza física; mientras lo real no sea la elocuencia de lo espiritual, mientras la emoción complique el sentimiento, mientras la carne no alcance la expresión del alma que la alienta, los hombres no alcanzarán exactamente el espíritu del que les habla o les conmueve; la palabra como medio de manar sincero talento es cosa tosca que cae pesada y fría en el corazón de los hombres y éste está tanto más oculto mientras más sed de perfección debiera animarle a ponerse en la palma de la manos dada al amor del maestro.No estoy acostumbrado a seducir sino a convencer. Yo no expondré mi alma en simples palabras, necesito encubrirla en ellas; me resulta cómico en extremo que sea mi rostro más perdulario (razón de la actitud de defensa) a medida que ella es más ingenua, más simplemente ella; representar así el alma, es como presentar desnudo un niño por concuspicente complacencia.  Hablo, simplemente para callar; aclaro para oscurecerme (ésta es la discreción del crepúsculo). Yo he envilecido el lenguaje porque como una cortesana ha animalizado más a los hombres haciéndoles creer que la Sabiduría que les vendía es aquella misma que no puede darles; así el Amor ha venido a ser el hermano de la Sabiduría.

          Haced hablar al trueno y concebireis que cualquier reycito pueda tronar; complicad a Júpiter con el rapto de carnaval de cualquier Europa y lo vereís tutearse con los dioses al último zángano. Grecia salvó su filosofía por su enorme espíritu de belleza, pero la muerte de Grecia ha matado más dioses que ninguna otra; mi amor a la perfección va más allá que toda esta gloria.

           Solo estaría pagado de mi nobleza espiritual en esta empresa ideal si ella me concebiera la presencia de un dios o la física imperturbabilidad augustamente adusta del semblante de una estatua que no piensa nada porque pudiera pensar todo. Mi virtud ha sido más fuerte que el vicio;  el vicio ha sido el pan de mi virtud; el lobo más vil, pudiera aún ser aquel del que el Creador hizo su criatura.  El bien humano que no ha sido humilde hasta entrar en la casa del mal no puede ser una riqueza segura de sí misma,  sino cuando más un obcecamiento, temeroso como el del avaro; mi amor a la belleza ha nacido de mi repugnancia a la miseria que 
envolvía mi espíritu.   Hasta tanto haya mujeres lindas sin alma y hombres rostro de monstruo con alma de estrella y ángeles que a cada rato desean infantilmente matarse como un bólido cualquiera sin razón y sin causa en el espacio, renunciaré a libertar, a expresar, mi verdadera alma; prefiero simplicarla, aislarla en un rincón de mi ser y luego que se encante con un sencillo juguete como ser el canto de un grillo humilde, su música es más trascendental que la del hombre porque es más verdadera; la música de un grillo pudiera ser un reflejo de armonía de las estrellas, la de los hombres es cuando más una hábil presunción del motivo del alma; la música de los hombres puede ser la nube bonita o inmensa pero núnca el cielo claro.

               No hay que asombrarse de que haya niños viejos porque el espíritu de un hombre es siempre un hábito de divinidad al que en nada afectan las nociones de tiempo y espacio o lugar, que caben a un momento de la materia. La iluminada oscuridad de la noche, es la modesta, la grandiosa madre, de la pura, velada, claridad del alba….

                 Yo fui un sacerdote de mi mismo; mi estudio ha sido un cariño de conocerme; mi posición ante lo abstracto era magnífica; yo anotaba en el silencio de mis parques el paso de los dioses de los tiempos, como un astrónomo sus cartas de estrellas; mi templo estaba pulmonizado de horizontes infinitos y latidos de soles…”

                  José María César
                  La Haya, 1915
                  "talleres de Vicente Rossi , Imprenta Argentina, de Córdoba"


AL PRISMA DEL CREPUSCULO
LA GITANA

    Ya la hora de partir pronta a cumplirse,
destendiendo sus paños tristemente,
pues su sombra una cruz le hizo en la frente,
va hacía el río la Tarde a desvestirse

     Como en una arca de cristal al irse,
sedas de sombra, velos del Oriente,
encajes de oro, encarga a la corriente
y... vase esquiva, sin oir que al huirse

le dicen : la tristeza que se exhala
del campo, el gimiente aire y la lenta ala
de las aves que síguenla, que olvida:

la luna...su chinela, _ sobre un sauce,
y su joyel de estrellas en un cauce
de un helado perfume de otravida.








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